Bregado en Afganistán e Irak y guardia de la reina de Inglaterra, Isabel II, en el palacio de Buckingham y ahora con un pie fuera del Ejército. Todo por una noche de borrachera en Sant Antoni que acabó con un baño de madrugada en la playa de s'Arenal y la agresión a una joven sudamericana que creía que le estaba robando su ropa y sus efectos.
La juez Clara Ramírez de Arellano, titular del Juzgado de lo Penal número 1 de Eivissa, ha impuesto una condena de un año de prisión y el pago de 6.400 euros a Mathew James C., el soldado británico de 27 años que días atrás tuvo que sentarse en el banquillo por unos hechos ocurridos el 25 de agosto del año pasado.
Código militar
El código militar británico, al respecto, es muy estricto en este sentido y ello podría motivar una sanción que podría costar al soldado su empleo, según la información recogida por este periódico.
La magistrada ha considerado probado que el guardia de Isabel II, destinado en el Regimiento de Caballería Montada ‘Household', propinó un puñetazo a la víctima en un ojo, acción que ocasionó destacadas lesiones a la afectada. La mujer relató que fue atacada cuando, bebida, bromeaba con unos amigos y uno de ellos cogió unos pantalones que vio en la arena y los arrojó al aire. El acusado negó todo esto y dijo que él fue el primer atacado cuando fue a salvar sus cosas de un posible robo. El abogado de Mathew James C., el letrado Jesús Herrero Antón, ha recurrido esta sentencia ante la Audiencia Provincial al considerar que durante el proceso hubo distintas situaciones que ocasionaron la indefensión del militar, como fueron la de no poder tomarse declaración en su día a sus amistades o que no se hubiera realizado una rueda de reconocimiento.
En este sentido, la Audiencia Provincial debe resolver ahora, tal y como planteado la defensa, si el los testigos que apoyaban la versión de la víctima también modificaron su testimonio al final del proceso.