Tras cerca de una hora de espera los cerca de diez testigos que iban a declarar en el juicio contra A.L.P, el joven acusado de robar dos gasolineras en Santa Eulària, se tuvieron que marchar a casa sin poder hacerlo.
El culpable de que su indignación fuera máxima no fue otro que el propio detenido que en el mismo día del juicio decidió renunciar a su abogado defensor. «Lo siento muchísimo pero nosotros no podemos hacer nada y tendrán ustedes que venir el próximo 27 de febrero a las 10,00 horas», intentaba explicarles de la mejor manera posible uno de los funcionarios de los juzgados de Eivissa.
Sin embargo, ni las buenas formas consiguieron que se les pasara el enfado. «Esto es inadmisible, he tenido que dejar de trabajar para poder venir a declarar y ahora nos dicen esto», aseguraba uno de ellos. «No me lo puedo creer, llevamos más de una hora esperando para contar nuestra versión y ahora este hombre de buenas a primeras decide que no quiere a su abogado. ¡No me lo puedo creer!», clamaba otro.
Finalmente las aguas volvieron a su cauce y todos ellos, charlando animadamente, igual que hacían desde las diez de la mañana en la cuarta planta de los juzgados volvieron al lugar del que habían venido.
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