Semana negra en Estados Unidos. Después del atentado de Boston y el envío de una carta con veneno a Barack Obama, ayer una explosión mortal y un incendio destruyeron una planta de fertilizantes y decenas de casas en una pequeña localidad en Texas, lo que provocó al menos la muerte de entre 5 y 15 personas, dejó más de 160 heridos y liberó humos tóxicos que obligaron a evacuar la mitad del lugar. Sin embargo, los bomberos de la ciudad temen que la cifra pueda ser de «entre 60 y 70 muertos».
Ocurrió en la localidad de West, ubicada unos 130 kilómetros al sur de Dallas y a 32 al norte de Waco, poco después de las ocho de la tarde del miércoles, hora local. Las autoridades esperan que la cifra de muertos aumente mientras los servicios de emergencias buscan entre los escombros de la planta West Fertilizer Co. y las viviendas próximas. «Nunca he visto algo como esto», dijo el jefe policial del condado de McLennan, Parnell McNamara. «Parece una zona de guerra con todos los escombros», agregó.