Vomitar, consumir alcohol, drogarse, ponerse a saltar dentro del coche, abrir la puerta en pleno trayecto o no pagar la cantidad que cuesta el servicio... son sólo algunas de las situaciones con las que se encuentran con más frecuencia de la deseada los taxistas que trabajan de noche en Eivissa durante la temporada estival. Tal es así, que la mayoría asegura que la noche «es durísima» y que es necesario «echarle grandes dosis de paciencia» y «ser una persona muy equilibrada y estar muy bien de la cabeza» para poder soportar este trabajo durante mucho tiempo.
Muchos han vivido situaciones que parecen bordear lo surrealista. «El tema de montarse en el aeropuerto, comenzar el viaje, meterse algo de droga, sacar la cabeza por la ventanilla y comenzar a gritar como si estuvieran poseídos es algo que, por desgracia, se ha convertido en totalmente normal entre algunos turistas que llegan a la Isla», explica Joan, un taxista con más de quince años de servicio que aún recuerda con cierta nostalgia cómo han cambiado los tiempos. «Aunque las discotecas no tienen la culpa de todo lo cierto es que el servicio ha cambiado mucho en los últimos tiempos y ahora todo es bastante más peligroso que cuando yo empecé».
Tal es así, que las situaciones y las ‘anécdotas' se acumulan. Por ejemplo, Toni cuenta haber pasado recientemente por insultos y situaciones denigrantes de uno de sus pasajeros. «No hace muchos días un hombre fue metiéndose conmigo todo el camino delante de sus amigos y luego, tras decirme que no tenía dinero y acompañarle a un cajero y a la puerta de su casa para pagarme, comenzó a vacilarme gritándome que todo había sido una broma». Otros van más allá y explican que han visto a los turistas recién llegados a Eivissa hacerse rayas de droga en los pasaportes o mezclar distintas bebidas alcohólicas en pequeñas botellitas y después comenzar a vomitar y desmayarse cuando llegan a su lugar de destino.
Sin embargo, algunos conductores explican que los verdaderos problemas se originan cuando la situación se pone agresiva. Tal es así, que son pocos los que aseguran no haber pasado miedo en más de un viaje. Por ejemplo, Pep, otro conductor con muchos años de servicio a sus espaldas, narra que desde que resultó herido en una mano tras una pelea entre dos supuestos amigos británicos a los que acababa de dejar en Sant Antoni y que iban muy drogados y bebidos, cada vez que se despide de su mujer ve en su cara «miedo y cierta inquietud».
Por ello, y para intentar evitar problemas, la mayoría aplican la máxima de que «el mejor combate se gana antes de la pelea» intentando seleccionar a los pasajeros que recogen. «Con los años uno ya va sabiendo quien te puede dar problemas y quien no, y por eso cada vez nos volvemos más selectivos a la hora de recoger a la gente, aunque eso, en ocasiones, desgraciadamente suponga dejar a alguien fuera sin que lo merezca», finaliza el propio Pep.
«No todos malos»
A pesar de estas situaciones coinciden en afirmar que tampoco hay que «crucificar» a todos aquellos que cogen un taxi por la noche y que únicamente dos o tres de los veinte o treinta viajes que se pueden hacer en una noche da problemas. «La mayoría de los pasajeros que recogemos no son malos ya que muchos son gente tranquila que disfruta de la noche de Eivissa saliendo a cenar o dando un paseo por Dalt Vila para luego volver a su hotel», explica Toni. «Los problemas sólo los generan unos cuantos descerebrados que vienen a la Isla sin pensar que, aunque estemos en Eivissa, aquí no está todo permitido».
Un nuevo GPS con pulsador anti atraco y anti pánico
Desde hace un tiempo muchos de los taxis que trabajan en la Isla cuentan con un GPS especial que contiene un pulsador de atraco y un pulsador antipánico que permite a la Policía y a sus propios compañeros localizar inmediatamente su vehículo en caso de que esté sucediendo algo grave. Un aparato que ha sido muy bien acogido por los conductores. «Ha sido un paso muy importante para que nos pudiéramos sentir un poco más seguros porque funciona bastante bien y tiene bastante efectividad si algún día hay algún problema».
«Conducimos doce horas sin un día de descanso»
Los taxistas también se quejan de las largas jornadas laborales que tienen a lo largo de la temporada. Algunos afirman que llegan a conducir durante doce horas en un día sin descansar durante seis meses. Por ello, justifican que, en ocasiones, esto les llega a afectar a los nervios. «Pedimos perdón si en ocasiones damos una mala contestación o tenemos mala cara ante un cliente pero al no están reguladas las horas que tenemos que trabajar al final pasamos casi doce horas al volante todos los días y eso, como es normal, nos pasa factura».