Un artefacto casero fabricado con una bombona de cámping gas ha explotado hoy en el interior de la basílica del Pilar de Zaragoza sin provocar heridos, a pesar de que en esos momentos el templo se encontraba abierto al público, según han informado fuentes policiales.
La Policía sospecha que detrás de la acción está algún grupúsculo de extrema izquierda.
Tras la explosión, agentes de la Policía Nacional han desalojado la basílica y han acordonado la plaza y las zonas aledañas desde las que se accede al recinto religioso para inspeccionar el lugar y buscar otros posibles artefactos.
A la basílica se han desplazado miembros del grupo de artificieros de la Policía Nacional y una unidad canina especializada en la detección de explosivos.
Las mismas fuentes han asegurado que no se ha encontrado en el interior del templo ningún otro artefacto explosivo similar.
El artefacto, una bombona de cámping gas, ha explosionado sobre las 13.45 horas en un pasillo interior de la basílica zaragozana, sin causar daños personales.
Los servicios sanitarios sólo han atendido a una mujer mayor que se ha acercado hasta los agentes policiales desplazados a la zona para quejarse de que le pitaban con fuerza los oídos.
Una mujer que se encontraba en esos momentos en el interior del templo ha asegurado a Efe que la explosión provocó un fuerte estruendo, mientras que otra ha señalado que notó cómo se movía el banco en el que se encontraba sentada.
Fuentes de la investigación han explicado a Efe que los autores de los hechos pretendían provocar confusión y alarma.
Instantes después de producirse la explosión, el concejal portavoz de IU en el Ayuntamiento de Zaragoza, José Manuel Alonso, ha observado a dos jóvenes salir corriendo del interior del templo, según ha asegurado el edil en declaraciones a Efe.
Alonso ha comentado que cuando pasaba a escasos metros de la puerta central de la basílica, sobre las 13.45 horas, ha oído una explosión «bastante considerable» e inmediatamente ha visto salir a los dos jóvenes «como alma que lleva el diablo», mientras el resto de visitantes salían de forma «tranquila y sin pánico».
Los investigadores continúan en el interior del templo tratando de determinar, con la ayuda del testimonio de testigos y de las cámaras de seguridad del entorno, la identidad de los responsables de la colocación del explosivo.