El hallazgo de restos huesos en la escombrera de Camas (Sevilla), en caso de confirmarse que sean humanos y que pertenecen a Marta del Castillo, pondría fin a cinco años de incertidumbre en los cuales la familia de la joven sevillana ha clamado para que prosiga la búsqueda.
Los continuos cambios en las declaraciones de los acusados, sobre todo del asesino confeso Miguel Carcaño, han hecho muy difícil esclarecer lo ocurrido el 24 de enero de 2009, cuando Marta salió de su casa para pasar la tarde con unos amigos y ya nunca volvió a ser vista.
La búsqueda con una excavadora en la escombrera de Camas, donde la Policía ya había rastreado al inicio del caso, se ha determinado después de que Carcaño se sometiera voluntariamente al llamado «test de la verdad».
Las declaraciones de los acusados en el caso han llevado también a buscar a Marta en otras zonas de la periferia de la capital sevillana, como en el río Guadalquivir, en un vertedero de basuras de Alcalá de Guadaira y en la finca Majaloba.
En los dos primeros meses del caso se buscó sin descanso en el río, después las investigaciones se trasladaron durante 35 días al vertedero de Alcalá de Guadaíra, también sin resultado, y el coste de estas dos operaciones de búsqueda se elevó, según hizo constar el juez instructor en un auto, a 616.319 euros.
El cuerpo de la joven también fue buscado en una zanja próxima a una casa de Camas, y en la finca Majaloba, en La Rinconada (Sevilla).
Los resultados negativos de estas no han impedido que la familia de Marta insistiera en la necesidad de dar con los restos de la joven, para lo cual han contado con el apoyo de una plataforma ciudadana y con palabras de aliento por parte de la Delegación del Gobierno en Andalucía.
En noviembre de 2010 los padres de Marta presentaron en el Congreso un millón seiscientas mil firmas en apoyo de un referéndum sobre la cadena perpetua, una petición que también formularon en sus entrevistas con el expresidente del Gobierno José Luis Rodríguez Zapatero y con Mariano Rajoy cuando era líder de la oposición.
La sentencia del caso, hace dos años, concluyó con un solo encarcelado, Carcaño, que cumple en prisión una pena de veinte años y que en estos últimos cinco años ha cambiado su declaración en ocho ocasiones.
Miguel Carcaño fue detenido veinte días después de la desaparición de Marta, confesó que mató a la joven durante una discusión y que arrojó su cadáver al río Guadalquivir, ayudado por sus amigos Samuel Benítez y el menor apodado El Cuco.
Un mes más tarde Carcaño aseguró que El Cuco estranguló a Marta, que ambos la violaron y que tiraron su cuerpo a un contenedor de basuras y seis meses más tarde se desdijo para recuperar una declaración muy similar a la inicial.
El asesino confeso dijo en el juicio que la muerte de Marta fue un accidente tras una discusión en la que él la golpeó con un cenicero y negó que la hubiera violado.
Aparte de Carcaño, el único condenado en el caso es El Cuco, que tenía 15 años cuando se produjeron los hechos y que en marzo de 2011 fue sentenciado a dos años y once meses de reclusión en un centro de menores por un delito de encubrimiento, tras ser absuelto de los delitos de violación y asesinato.
Fueron absueltos Samuel Benítez, quien supuestamente ayudó a trasladar el cadáver de Marta; Francisco Javier Delgado, hermanastro de Carcaño y acusado de ayudar a sacar el cadáver de Marta de la casa y limpiar sus restos, y María García, novia de Delgado, imputada por los mismos delitos que éste.