Paulo Baptista, el hombre condenado a cuatro años de cárcel por la muerte de un camarero en una discoteca de Eivissa, compareció este lunes en los juzgados de Palma por una agresión a otro recluso en la cárcel.
Funcionarios del centro penitenciario emitieron un parte por una pelea en la que el acusado habría golpeado a otro preso. Un juzgado les citó a ambos para un juicio por una falta de lesiones. Sin embargo, el recluso agredido se negó a declarar contra Baptista en el juicio porque «no quería problemas». De esta manera, la vista se tuvo que suspender y la causa será archivada.
En el verano de 2011, Baptista mantuvo una discusión con su compañero Abel Ureña en la cual le dio un único puñetazo en la cara. El golpe provocó que éste cayera al suelo inerte e impactara de nuevo con la cabeza contra el suelo. La combinación de ambos impactos le quitó la vida. Un jurado popular le consideró culpable de homicidio y fue condenado a una pena de cuatro años y medio. Como la condena no es firme y superó el tiempo en el que podía estar en prisión provisional, Baptista se encuentra ahora en libertad pero con la obligación de firmar cada día en un juzgado y la prohibición de abandonar Mallorca.