El juicio por la muerte de Asunta Basterra ha concluido este viernes tras 18 sesiones con los alegatos finales de las defensas, que han coincidido en pedir la libre absolución de los padres adoptivos de la menor porque no hay pruebas para incriminarlos y en que la investigación ha estado enfocada a culparlos.
Alfonso Basterra y Rosario Porto, los dos únicos acusados por la muerte de la menor de 12 años cuyo cuerpo apareció la madrugada del 22 de septiembre de 2013 en una pista forestal de Teo (A Coruña), han rechazado tomar la palabra en esta última sesión, pero sí han hablado sus abogados, que se han referido al principio jurídico 'in dubio pro reo', que quiere decir que, en caso de duda, el jurado debe pronunciarse «en favor del acusado».
Los dos letrados de la defensa se han dirigido al jurado popular para apelar a la cautela, una condición que les permita emitir un veredicto cuando estén seguros, «al cien por cien y sin ninguna duda», de la culpabilidad o no de los imputados.
Ambos han coincidido en que, en este caso, Alfonso y Rosario son las segundas víctimas y quienes más han sufrido la pérdida de Asunta.
El primero en exhibir sus conclusiones finales ha sido José Luis Gutiérrez Aranguren, defensor de Rosario Porto, que ha remarcado la «inconsistencia» de los indicios expuestos en el transcurso del juicio, en el que no se ha aportado prueba de cargo alguna, ha dicho, que incrimine a su defendida.
En este sentido, se ha referido a los indicios contemplados en la instrucción, como las cuerdas halladas en la casa de Teo en la que supuestamente murió Asunta, iguales a las vistas en la pista forestal junto a su cadáver; y también a la tierra de ese alud y a la localizada en el coche de su cliente, que finalmente no se pudo relacionar, igual que sucedió con las amarras.
Otra cuestión que, a su parecer, no encaja con la acusación sobre su cliente, es la alusiva a los ensayos de sedación, puesto que se ha preguntado Aranguren si hay que hacer pruebas de dopaje para acabar asfixiando con un objeto blando, y sabiendo que llevar a la niña en esas condiciones a clase hubiese podido despertar alarma.
En referencia a las conclusiones emitidas por la Fiscalía que en la jornada de este jueves abrió la puerta a que solo Rosario Porto asfixiase a la niña en la casa de Teo, el letrado también ha apuntado la imposibilidad de que la acusada, dadas sus condiciones físicas, pudiese cargar con Asunta escaleras arriba y abajo.
Tras el juicio, Aranguren ha desvelado que Rosario Porto está escéptica ante el próximo veredicto del jurado.
La abogada de Alfonso Basterra, Belén Hospido, ha hecho una encendida defensa de la inocencia del acusado, que no tuvo nada que ver con el crimen y tampoco con los episodios previos de consumo de Lorazepam de la pequeña Asunta.
Según la letrada, «no hay nada que pueda constituir evidencia» alguna de la implicación de Alfonso Basterra el día del crimen de Asunta, el 21 de septiembre.
Para la letrada, que la niña comiese en casa de su padre no es un indicio, puesto que se descarta que la víctima consumiese Lorazepam allí, y menos en las cantidades que se encontraron en su cuerpo en la autopsia: no habría podido caminar tal y como se la ve en las cámaras de grabación de un banco cercano a este edificio.
Ha cuestionado que si sus padres le hubiesen dado el medicamento, «¿cómo diablos la dejan salir de casa si le han dado Lorazepam en una cantidad abrumadora?». Y ha argumentado: la niña podría haber encontrado con cualquier persona o tropezarse incluso, lo que no tendría sentido ante el planteamiento hipotético de «somos muy listos y llevamos tres meses» preparando el asesinato.
Ha subrayado que Alfonso nunca negó haber comprado Orfidal, ya que sí lo hizo pero «no para él, sino para la señora Porto».
Por ello, ha explicado que las tres compras realizadas por su defendido se corresponden con las pastillas pautadas para su exmujer, ya que los 125 comprimidos encajan perfectamente con la dosis de una pastilla y media que el psiquiatra recomendó a Rosario desde el 30 de julio de 2013 hasta la muerte de la niña, incluyendo la cantidad mayor recetada después del desafortunado episodio.
Belén Hospido ha remarcado que su defendido, con las compras de Orfidal durante el verano, no estaba «haciendo acopio para dárselos a nadie», sino que los adquiría para el consumo de Porto y por ello no tenía motivo alguno para sospechar de una sedación en la pequeña.
Los dos letrados han señalado que el veredicto debe de ser de no culpabilidad, de forma que les permita a estos padres «llorar» a su hija y buscar al verdadero culpable de este macabro asesinato. Y ambas defensas han reparado en que Rosario y Alfonso han visto mancillado «su honor».
Tras más de un centenar de declaraciones, entre testigos y peritos, el próximo lunes el jurado popular comenzará a deliberar si los padres de Asunta son culpables o inocentes.