La policía del estado federado de Brandeburgo, en el este de Alemania, busca a los agresores de una joven solicitante de asilo de origen somalí, embarazada de ocho meses, que fue golpeada y pateada en plena calle.
Según un comunicado difundido este jueves por las fuerzas de seguridad, los hechos ocurrieron este miércoles por la tarde en la localidad de Bad Belzig, de poco más de 11.000 habitantes.
La mujer, de 21 años, había salido de un supermercado y llevaba sobre la cabeza un saco de patatas, mientras hablaba por teléfono.
De repente se le acercó un grupo de personas que la empujaron hasta tirarla al suelo, donde fue pateada.
El grupo huyó a pie del lugar de los hechos y la policía, que investiga un presunto delito de lesiones graves, sigue las pistas facilitadas por varios testigos.
La mujer fue ingresada en el hospital, que no ha facilitado detalles sobre su estado de salud.
Según diversos medios locales, cuando fue agredida la joven se encontraba cerca de un albergue de refugiados, instalaciones que en los últimos meses se han convertido en diana de numerosos ataques de corte racista.
El último balance difundido por el Ministerio del Interior, alarmado por el aumento de la violencia contra los solicitantes de asilo, recoge cerca de 700 agresiones vinculadas a estos albergues, desde delitos de propaganda hasta ataques directos.
Desde comienzos de año se han registrado alrededor de sesenta incendios provocados en este tipo de instalaciones.
Uno de los últimos ataques tuvo lugar esta pasada madrugada, cuando varias personas lanzaron un cóctel molotov contra un edificio de viviendas en las que se alojan refugiados en la localidad sajona de Crimmitschau, también en el este del país.
La policía ha detenido a varias personas de entre 16 y 35 años que, según ha apuntado, se encontraban bajo los efectos del alcohol.
En Berlín, la policía registró asimismo este jueves las viviendas de diez sospechosos de haber difundido en internet mensajes incitando a la violencia.
En la operación no se produjeron detenciones, pero los agentes sí se incautaron de numerosos celulares, ordenadores y otros aparatos, desde los que los sospechosos presuntamente habrían estado lanzando mensajes incendiarios contra los refugiados.