Desde una reja forzada para llevarse más de 3.000 euros de botín a una puerta reventada para hacerse con poco más de 30 euros o asaltar un local para coger dos patas de jamón y unas botellas de whisky. Es parte del balance que, de momento, deja una ola de robos perpetrados en cafeterías y restaurantes de Sant Jordi.
En un radio de 500 metros se contabilizan más de una decena de damnificados.
Bar Cafetería Roberto fue uno de los primeros locales golpeados por los delincuentes. Un ladrón reventó la reja y en cuestión de minutos se hizo con la caja y el dinero de los botes de las propinas. «Quien fuese había estado durante el día porque sabía perfectamente donde estaban los botes. Iba con una linterna y escapó llevándose el cajón con toda la la recaudación del domingo», señalaron desde el establecimiento.
Cien metros más arriba se encuentra el bar Tapa-tapa. La mañana del jueves, a las 6:50 horas saltaban las alarmas. Su propietario llegó en cuestión de minutos. La puerta de la terraza estaba abierta y forzada la de la entrada al local. «El ladrón debió asustarse por el ruido de la alarma. Pienso que estaba vigilando porque minutos antes mi mujer había estado en el bar», señaló el amo de la cafetería quien ha denunciado los hechos ante la Guardia Civil. «Hay una cadena de robos alarmante en la isla y no es de recibo. Estás todo el día trabajando y luego viene uno y se lo lleva en un minuto o te hace una destroza», lamentó.
«Los ladrones se están cebando. Desde mediados de diciembre, prácticamente cada día te enteras de nuevo robo», señaló Luis, un vecino de Sant Jordi que reclama más vigilancia.
Los delincuentes «sí acabaron su trabajo» en otros establecimientos localizados en la entrada de Sant Jordi. Es el caso del Ara Anam. El modus operandi, el mismo que en otros locales: Una puerta forzada con una pata de cabra y la caja como botín. «Por desgracia aquí ya tenemos experiencia porque no es la primera vez que nos entran a robar», lamentó una de las camareras.
LA NOTA
La factura de los daños
La acción de los ladrones se está conviertiendo «en una pesadilla» para los propietarios de los establecimientos víctimas de estos robos ya que además del dinero o efectos que se llevan está el daño que hacen en forma de desperfectos. Así, uno de los propietarios apunta que «para llevarse un puñado de monedas del bote te destrozan una puerta». Las máquinas tragaperras o de tabaco son otras víctimas de la violencia con la que actúan los ladrones. «Da mucha rábia e impotencia porque tienes que perder mucho tiempo en presentar la denuncia, llamar al seguro y esperar que venga el perito... al final lo arreglas y pierdes tiempo y dinero», señaló una víctima de estos robos.