Dos años y cuatro meses después de su desaparición, la identificación del cadáver de Hodei Egiluz mediante las pruebas de ADN ha puesto fin a una intensa campaña de búsqueda desarrollada por familiares y amigos, y a una investigación en la que la Policía y la Fiscalía belgas han invertido unas 3.200 horas de trabajo.
El principio del fin para el calvario de la familia de Hodei comenzó el pasado 11 de febrero, cuando se encontró un cadáver en el río Escalda, en Amberes.
Este hallazgo coincidió con la presencia de los padres del joven en Bélgica, a donde se habían trasladado para participar en la presentación pública de un proyecto de la ONG «Child focus» para la búsqueda de menores en paradero desconocido.
Los progenitores, Pablo Egiluz y Koro Díaz, decidieron quedarse en el país hasta que concluyeran las pruebas biológicas. El alcalde de Galdakao (Bizkaia), Ibon Uribe, también viajó a Bélgica para acompañarles, ya que ambos son vecinos de dicho municipio cercano a Bilbao.
Hodei, titulado en Ingeniería Informática, se trasladó a Amberes en abril de 2013 para hacer unas prácticas profesionales en la empresa local Createlli, que en junio de ese mismo año le ofreció un contrato de trabajo.
Su pista se perdió en la madrugada del 19 de octubre, cuando se despidió de uno de los amigos con los que había salido esa noche y emprendió el camino de regreso a casa.
Se sabe que Egiluz fue atracado dos veces esa noche, pero las circunstancias que rodean su desaparición siguen aún sin aclararse.
Desde ese momento, los familiares y amigos de Hodei iniciaron una campaña con el objetivo de encontrar al joven y solicitaron de forma reiterada a las autoridades belgas, españolas y europeas que no cesaran en su búsqueda.
Trasladaron la misma petición a la Fiscalía de Amberes, que el pasado mes de octubre, cuando se cumplían dos años de la desaparición, cerró la investigación del caso y pidió al tribunal de esa ciudad que juzgara a los cuatro sospechosos de haber participado en los dos asaltos al joven.
Ambos asaltos se produjeron en un breve espacio de tiempo, «pero no están relacionados entre sí», según informó en su momento la Fiscalía, que también precisó que «no se ha encontrado ningún elemento que indique que estos delitos estén vinculados con la desaparición de Hodei Egiluz Díaz».
La fiscalía reveló que para saber los movimientos de Hodei y encontrar a posibles testigos se analizaron las imágenes grabadas por cámaras de tráfico y privadas situadas en las zonas donde el joven fue visto aquella noche, y que incluso se contactó con personas que tenían el coche en aparcamientos de los alrededores.
Aparte de las búsquedas de la Policía Federal Marítima, se organizaron diez operaciones de búsqueda intensiva en puntos específicos del río o el puerto, o en los muelles.
Pese a que los investigadores dedicaron al menos 3.200 horas a la búsqueda, no se pudo encontrar a Hodei, algo que el Ministerio Público reconoció el pasado mes de octubre que le causaba «frustración, al igual que a la policía», y añadió que podía comprender que la familia y amigos del joven compartieran esos sentimientos.
Los sospechosos de los asaltos han sido identificados como Jaud M. y Yussef M., que presuntamente le robaron el móvil bajo la amenaza de un cortaúñas, y Mohamed Y., quien se habría apropiado de su cartera.
Esos tres sospechosos han reconocido su implicación en los hechos, pero han negado cualquier vinculación con la desaparición del joven.
La Fiscalía de Amberes también quiere que comparezca ante el tribunal penal Carmen S.T., a quien se localizó en posesión del teléfono móvil de Hodei.