Al menos dos personas murieron este lunes, siete resultaron heridas y otras dos permanecen desaparecidas por una violenta explosión en una de las mayores plantas químicas del mundo, la sede central del gigante BASF en Ludwigshafen (oeste de Alemania), informó la empresa.
El suceso tuvo lugar a las 11.20 hora local (09.30 GMT) en unas conducciones del puerto norte (al río Rin) de la factoría, por donde la planta se abastece de gas licuado, aunque la empresa asegura que no ha detectado contaminantes peligrosos ni en el agua ni en la atmósfera.
«Durante unos trabajos en unas tuberías se produjo una explosión que resultó en un incendio», explicó la empresa.
Las autoridades en Ludwigshafen pidieron a los vecinos que evitasen permanecer en el exterior después de que varias personas denunciasen problemas para respirar a raíz de la fuerte deflagración, que provocó un aparatoso incendio y una gran columna de humo negro.
La propia empresa, que reconoció no saber aún los productos químicos vertidos, pidió también inicialmente a los vecinos de Ludwigshafen «evitar permanecer en espacios abiertos y mantener las puertas y ventanas cerradas».
De entre los heridos, uno es leve y los otros seis se encuentran en estado grave y permanecen hospitalizados.
En el lugar de los hechos acudieron 162 bomberos, que contaban con extinguir las llamas para primera hora de la noche; así como decenas de agentes de policía y personal médico.
Uwe Liebelt, responsable de la planta de BASF en Ludwigshafen, aseguró en rueda de prensa que «los daños económicos» sufridos son hoy «irrelevantes» y subrayó que su «gran problema» hoy son los damnificados por la explosión.
Hoy ha sido un «día triste» para la empresa, agregó el responsable, que trasladó sus condolencias a los afectados y sus familias.
Este accidente se produjo tres horas después de que tuviese lugar otro suceso en la planta de BASF en Lampertheim (oeste de Alemania), a apenas 30 kilómetros de la sede central de Ludwigshafen, en la que se producen aditivos para plásticos.
En este incidente explotó un filtro, por motivos por el momento no aclarados, que, según la empresa, no ha supuesto la expulsión de químicos peligrosos a la atmósfera.
BASF reconoció que en este primer incidente cuatro trabajadores resultaron heridos, de los que dos permanecen graves y hospitalizados y los otros dos ya han sido dados de alta.
La actividad se ha paralizado en los dos centros industriales afectados, con lo que BASF acumula 16 interrupciones de la producción en algunas de sus plantas alemanas en lo que va de año, frente a los 13 incidentes registrados en el conjunto de 2015.
El complejo de Ludwigshafen es la sede principal de BASF y la empresa asegura en su página web que se trata del mayor recinto industrial químico del mundo, con una superficie de 10 kilómetros cuadrados.
BASF ganó en 2015 un total de 4.000 millones de euros, un 23 % menos que el año anterior, por la caída del precio del crudo y, según anunció hace unos días, obtuvo en el tercer trimestre un beneficio neto de explotación (EBIT) de 1.500 millones de euros, un 22,5 % menos que en el mismo período del año anterior.
Las acciones del gigante químico alemán, que cotizan en el selectivo DAX 30 de la bolsa de Fráncfort, cayeron un 1,2 % al cierre.