La Fiscalía pide 21 años y tres meses de prisión para un hombre que dejó parapléjica a su pareja de un paliza en mayo de 2015, cuando la golpeó en reiteradas ocasiones hasta que ella saltó por la ventana para tratar de escapar de él. La agresión tuvo lugar en el chalé en el que ambos convivían, en Polanco, con su hijo de tres años.
El juicio por estos hechos, por los que la mujer fue operada en el Hospital Valdecilla y, posteriormente, permaneció casi nueve meses ingresada en el Hospital Nacional de Parapléjicos de Toledo, se celebrará los próximos 29 y 30 de marzo, a partir de las 10.00 horas, en la Sección Tercera de la Audiencia Provincial de Cantabria.
Al acusado, R.M.S., que permanece en prisión desde que ocurrieron los hechos, el fiscal le imputa tres delitos de violencia de género, dos de amenazas y otro de lesiones o, alternativamente, un delito de homicidio en grado de tentativa. Además, le reclama una indemnización de 877.000 euros para su expareja.
Las penas solicitadas por el fiscal por los diferentes delitos van desde los 12 años por el de lesiones, -que reduce a 9 años y 11 meses en caso de que se considere tentativa de homicidio, lo que dejaría la pena global en 19 años y dos meses-, a nueve meses por los varios de violencia de género.
El Ministerio Público indica en su escrito que, dada la «agresividad» del acusado, la mujer sufrió malos tratos desde el inicio de la convivencia en 2009, incluso estando embarazada, y en numerosas ocasiones estos tuvieron lugar delante de su hijo menor.
Tras relatar diferentes episodios de violencia por parte del procesado a su pareja a lo largo de 2011 y 2012, indica que las agresiones verbales y físicas se hicieron «continuas y cada vez más graves» en 2015, año en el que le propinó la paliza que dejó a la mujer parapléjica.
En concreto, aquel episodio tuvo lugar el 30 de mayo de 2015, sobre la 1.30 horas de la madrugada. El acusado llegó a casa y se dirigió a la habitación de su hijo sabiendo que su pareja dormía allí con él y «empezó a arrastrar la cama, cogiendo a la mujer y tirándola al suelo».
Mientras, le daba «patadas por todo el cuerpo» al tiempo que le decía que «le iba a matar» y, con ánimo de «acabar con su vida», se puso encima de ella y le agarró por el cuello. La mujer trató de escapar por las escaleras de la vivienda, por las que el hombre la empujó para que cayera.
La mujer consiguió evitar esa caída pero él «la siguió golpeando por todo el cuerpo» y, mientras la repetía que «la iba a matar», la agarró por el pecho y la volvió a meter en la habitación donde ella, «desesperada por el miedo», trató de salir por la ventana.
«Pero él volvió a agarrarla, tirarla al suelo y seguir pisándola, momento en el que el menor, que presenciaba todo lo ocurrido, se tiró sobre su madre pidiendo a su padre que no la matara», pero R.M.S., «lejos de cejar en su comportamiento», continuó golpeándola hasta que la mujer, «desesperada» y «temiendo que la matara», saltó por la ventana para escapar, cayendo al jardín de la vivienda.
Según relata el fiscal, «aún estando tendida en el suelo del jardín de la casa sin poder moverse», el acusado bajó y continuó «dándole patadas y amenazándole con que la iba a matar», todo ello mientras el hijo de tres años abrazaba a su madre.
Pero fue más allá y, a pesar de que ella no se podía mover, «comenzó a arrastrarla por el suelo», le advirtió que «de allí no salía viva, que la quería matar» y siguió golpeándola y pisándola la cabeza hasta que decidió dejarla allí y entrar a casa e irse a dormir.
Aunque no podía moverse por las importantes lesiones que le había causado su agresor, fue la propia mujer la que avisó a la Policía gracias a que su hijo de tres años le acercó el teléfono móvil para que pidiese auxilio.
Como resultado de las múltiples lesiones, la mujer sufre paraplejia completa con parálisis total y anestesia de miembros inferiores, secuelas psiquiátricas graves y artrosis en el hombro, entre otras dolencias. Por todas ellas, así como por los daños morales y la perdida de la autonomía en su vida diaria, el fiscal reclama para la mujer una indemnización de 877.000 euros.
Además, el niño recibió tratamiento por un trastorno de estrés agudo del que está en seguimiento aunque, por el momento, no presenta secuela alguna. La Fiscalía solicita una indemnización para el menor de 18.900 euros.
La víctima, que ejerce la acusación particular, solicita las mismas penas e indemnización que la Fiscalía, mientras que la defensa de R.M.S. muestra su disconformidad y asegura que el acusado no es autor de ninguno de los delitos que se le imputan.