Un pasajero fue obligado a la fuerza a abandonar un avión de la compañía aérea norteamericana United Airlines debido a que ésta necesitaba asientos libres para miembros de su personal que debían trasladarse a otro aeropuerto.
La compañía informó a los pasajeros en la puerta de embarque que había 'overbooking' y comenzó a ofrecer 400 dólares y una noche de hotel a aquellos que accedieran a tomar el mismo vuelo al día siguiente.
Cuando los viajeros ya estaban sentados en su asiento les comunicaron que era necesario que cuatro de ellos cedieran su hueco a los asistentes de vuelo de la compañía que necesitaban estar en el destino, Louisville, al día siguiente. Se informó al pasaje que el avión no despegaría hasta que los trabajadores de United Airlines tuvieran sus asientos asegurados y la oferta se incrementó hasta los 800 dólares.
Después de que nadie se decidiese a ceder su asiento, un gerente de la compañía sorteó qué cuatro pasajeros debían abandonar el avión. En este momento comenzó el incidente con la víctima.
La agresión fue grabada por varios testigos con su móvil desde sus asientos. Momentos antes, un grupo de agentes de seguridad había subido al avión para pedir al pasajero que abandonara el mismo.
Ante su negativa, los agentes lo agarraron para sacarlo al pasillo. Los gritos del pasajero fueron acallados a golpes violentos y, una vez reducido, fue arrastrado a lo largo del pasillo de la aeronave hasta la salida ante la atónita mirada del resto del pasaje que, indignado, increpó a los agentes por la fuerza empleada.
Las redes sociales se encargaron de hacer viral este suceso, hecho que ha obligado a la compañía a pedir disculpas: «Es un acontecimiento que nos ha disgustado a todos en United. Pido disculpas por tener que reacomodar a los pasajeros. Nuestro equipo está trabajando con urgencia con las autoridades para revisar con detalle lo que ha pasado. También estamos tratando de hablar con él directamente para resolver esta situación», tuiteó Oscar Muñoz, consejero delegado de United Airlines.
Una vez recuperado de la agresión y tras pasar por la enfermería, el viajero volvió al avión, que despegó con dos horas de retraso, sin dejar de repetir: «Tengo que ir a casa».