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Adolfo Villalonga: «He conseguido que mi hijo Miguel, de12 años, sea tan ‘friki' de la saga de Star Wars como yo»

Un director de orquesta diferente. Adolfo Villalonga nos citó en la playa de s’Estanyol, lugar donde practica snorkel de forma habitual, y donde derrochó un gran sentido del humor. Foto: DANIEL ESPINOSA

| Eivissa |

Nuestro aspirante a Sardina Negra de hoy nos ha citado en la playa de s'Estanyol, una pequeña cala de difícil acceso en la zona de Jesús que desgraciadamente se hizo famosa por acoger las fiestas que organizaba la marca de cerveza Heineken para ver la final de Champions League. Sin embargo, el día de la entrevista no hay rastro de aquello y se respira tranquilidad mientras el agua luce transparente entre las rocas. Un agua en la que el músico ibicenco Adolfo Villalonga le encanta sumergirse para hacer snorkel, su deporte preferido.

Este músico, nacido en Eivissa el 4 de marzo de 1970, hijo del exalcalde de Vila, Adolfo Villalonga, y con planta de galán de cine de los años 50, es una de esas personas que sorprende gratamente en el trato personal, en el tu a tu. Lejos queda ese niño tímido, tranquilo y reservado que decidió estudiar música cuando vio a su hermano menor Enrique tocar el piano. Exalumno de la mítica profesora Vera Sykora, se licenció en Composición, Dirección de Orquesta, Coros, Pedagogía Musical y Lenguaje Musical en el Conservatorio Superior de Barcelona, y actualmente, mientras es «un profesor severo que luego es amigo de sus alumnos», es el actual director de la Orquestra Simfònica Ciutat d´Eivissa.

Además, tiene un curriculum impresionante. Nuestro aspirante de esta semana ha compuesto obra sinfónica, coral, de cámara, de repertorio bandístico, una ópera de cámara, diferentes y variados arreglos para formaciones clásicas y grupos modernos y música para distintos cortometrajes. Eso sí, lo que realmente le hubiera gustado es haber compuesto la banda sonora de Star Wars, saga de películas de las que se considera todo «un friki». Tanto que acudió a ver a los Multicines Eivissa el último episodio, en compañía de su hijo de 12 años y de un amigo, el día del estreno oficial en todo el mundo.

En fin, ya lo ven, un músico que no parece músico y con el que la entrevista para Sardinas Negras se acaba convirtiendo con el paso de los minutos en una divertida charla donde tratamos multitud de temas y donde las risas y las bromas se convierten en las grandes invitadas. Con todos ustedes, Adolfo Villalonga, tercer Sardina Negra del mes de abril de 2016.

—Lo siento pero la primera pregunta que le tengo que hacer es... ¿Cuántas veces le han confundido con alguno de sus hermanos?

—(risas) Pues muchas la verdad. Pero realmente lo siento más por ellos que por mí. Creo que si comparamos a Antonio y a Enrique conmigo, ellos son los que salen perdiendo claramente.

—Teniendo un hermano informático, político, piloto de rallys, cofrade y miembro de la Asociación de Cartagineses y Romanos, otro director de cine, otra hermana que trabaja en un banco y otra que vive en Corea del Sur, y usted músico... ¿Cómo es una reunión familiar en la casa de los Villalonga?

—(risas). Pues normal y corriente no se crea. Que nadie se piense que estamos todo el rato hablando de política, banca, cine o música. Somos más normales de lo que la gente se cree.

—¿Cómo termina usted siendo músico? Me han dicho que iba para tenista...

—(risas) Hombre, muchas gracias por tenerme en tal alta estima. No iba para tenista ni mucho menos, de hecho era un mediocre jugador, pero todo comenzó cuando un día, siendo adolescente, vi como mi hermano pequeño, Enrique, tocaba el piano. Me quedé tan alucinado con lo que hacía que decidí cambiarle el lugar. Y así, al cabo de una semana él jugaba muy bien al tenis y yo aporreaba las teclas.

—Fue alumno de Vera Sykora, una de las profesoras míticas. ¿Qué aprendió de ella?

—Pues casi todo. Es uno de los mayores valores musicales que tenemos en Eivissa y a veces no ha sido justamente reconocida. Lo que más aprendí fue que en la música hay que ser severo, paciente y disciplinado.

—También estudió trombón. Perdone, pero no parece un instrumento muy normal...

—(risas) ¿Por qué no? Lo cierto es que empecé durante tres meses con el bombardino, que es otro instrumento de viento metal, después me pasé a la trompeta y finalmente, después de que me aconsejarán que cambiara de instrumento por la forma de mis labios decidí pasarme al trombón. Y estoy muy contento porque es un instrumento que da mucho juego en pasacalles o big band.

—¿Cómo lo aguantaba su madre? Una familia con cinco hermanos, tres varones, y usted por ahí tocando la trompeta, el trombón...

—(risas) Pues era bastante santa la verdad. Eso sí, también le digo que yo siempre he sido muy respetuoso a la hora de mis ensayos, intentando molestar lo menos posible en las horas de descanso del personal.

—¿Cuál es el secreto que debe tener un buen músico?

—El talento. Eso lo es todo. Luego perseverancia para insistir y tener un buen profesor que sea capaz de explotar todo ese talento.

—¿Y buen oído? Se lo digo porque yo tengo un oído de madera de esos que destroza todas las canciones...

—(risas) También, pero todo se puede mejorar con un buen profesor. Con paciencia, cariño y esfuerzo se consiguen muchas cosas, sobre todo en el mundo de la música. Por eso yo, como profesor, intento ser bastante severo.

—¿Sí? Perdone pero no le pega...

—Pues lo soy. Soy de los que quiero que mis alumnos aprovechen al máximo el tiempo que pasen conmigo. Como alumno no me gustaba que me tomaran el pelo y por eso me lo tomo muy en serio. Pero no se asuste, no soy un ogro, luego soy amigo de mis alumnos.

—¿A los niños de hoy en día les iría mejor si escucharan más música clásica?

—Eso nunca lo podremos saber. La infancia de un niño depende de muchos factores.

—¿Y los niños actuales tienen interés a la música clásica o pasan de ella?

—Bueno todo eso depende del entorno familiar en el que vivan. Si tienen una familia que cuida esos detalles, que les lleva a conciertos y que les enseña quienes eran los grandes compositores, pues les gustará la música clásica. Y si por el contrario no tienen interés y les gusta mucho el fútbol pues acabarán alabando a Cristiano Ronaldo o a Messí.

—¿Pero no cree que a lo mejor deberían escuchar más programas como El conciertazo y usar menos las consolas?

—(risas) Ni juanín ni juanón. Ni tanto ni tan poco. Creo que todo usado en su justa medida es positivo para la educación de un niño.

—Además de profesor, ha compuesto muchas obras y bandas sonoras, ¿cuál le hubiera gustado crear?

—Sin duda la que hizo John Williams para la saga Star Wars. Es sencillamente espectacular, al nivel de las películas.

—¿Williams es entonces uno de sus grandes ídolos? ¿A quién le gustaría parecerse?

—Sinceramente a nadie. Admiro a mucha gente pero no soy de tener ídolos. Me encanta como soy, con mis virtudes y defectos, así que, ¿para que me voy a cambiar por otro?

—¿Y Luis Cobos? ¿Es usted detractor admirador de él? Es un hombre que no deja indiferente a nadie...

—(risas). Bueno es que ha hecho cosas muy buenas y muy malas por la música clásica porque no es director de orquesta, es arreglista, y de los mejores. Entonces, por un lado, lo peor que ha hecho ha sido el transformar la música clásica en una tonada con una batería detrás, mientras que su mejor aportación ha sido la de popularizar muchas obras, haciendo que gente que le escuchaba a él después se acercara a la grabación original, con una orquesta en condiciones.

—Con su amplio curriculum, ¿Cómo define su obra?

—Pues es muy fácil de hacerlo. Es completamente ecléctica porque intento fusionar todos los estilos que en ese momento me gustan. Por ejemplo, me gusta el jazz, la clásica, la experimental... creo que todo puede tener cabida en la composición actual. Es la globalización hecha música, ni más ni menos.

—¿Y la electrónica? ¿Se imagina fusionarse con un dj?

—Claro porque no. Ya  se ha hecho y suena muy bien la verdad.

—Hay quien dice que muchos de estos djs no son músicos de verdad. ¿Qué opina de esto?

—Pues que habrá de todo, como en todos los sitios. Para mí un músico es el que trabaja y crea música, sea con lo que sea, tanto si es un ordenador como cualquier instrumento. Además, volvemos a lo mismo, todo se basa en la creatividad. He visto músicos geniales tocando en la calle que han aprendido de forma completamente autodidacta y otros que no valen para nada y que tienen muchísimos estudios y másters. Lo de la música es un tema muy complejo.

—¿Se considera un oasis dentro de una isla donde la música que más suena es la electrónica?

—Por supuesto que no. Igual que yo hay grandes directores al frente de otras bandas sinfónicas de los distintos municipios. Eso sí, tal vez, nuestra isla no sea el mejor lugar para desarrollar otro tipo de música que no sea la electrónica. Afortunadamente eso poco a poco va cambiando con la llegada de nuevos grupos repletos de gente joven con muchas ganas.

—Cambiando de tema. El ser hijo de un exalcalde de Eivissa, ¿le hace ver la ciudad de otra manera?

—No creo. Si es cierto que mi  padre cuando estuvo en el cargo hizo cosas importantes como el campo de fútbol, poner la primera piedra de Can Ventosa o transformar para los ciudadanos el Claustro del Ayuntamiento que antes era una prisión, pero realmente yo veo la ciudad y la isla con la nostalgia de un tiempo que ya no volverá.

—¿Tiempos mejores?

—Distintos. Tiempos de cuando Eivissa no estaba tan masificada y la vida era más tranquila y sin los cambios tan radicales que hay ahora entre invierno y verano.

—Eso parece difícil de cambiar...

—Claro que sí. Mira, por ejemplo, todos los que hablan de desestacionalizar el turismo y trasladarlo a todo el año deberían hablar, por ejemplo, con los venecianos. Recientemente estuve allí y están hartos de tener turistas todo el año. Habría que saber si estamos dispuesto a ello.

—Pero da la sensación de que esto, como no lo cuidemos, va a estallar...

—Por supuesto, no le digo que no. Por eso siempre digo que hay que crecer o mantenernos de forma sostenible. Todo pasa por cuidar nuestro medio ambiente porque sin él no somos nada.

EL TEST

Un libro

Sinuhe el Egipcio, la novela que escribió en 1945 el escritor finlandés Mikal Waltari

Una película

No repetiré Star Wars, así que me quedo con Barry Lyndon, un clásico de Stanley Kubrick, o Érase una vez en América, de Sergio Leone

Una serie

Orgullo y prejuicio, la versión original

Un grupo o un cantante

El compositor, guitarrista, cantante, productor discográfico y director de cine estadounidense, Frank Zappa

Un color

Azul

Un plato de cocina

Steak Tartar

Un deporte

Snorkel

Un lugar de la isla donde perderse

Mi casa

Un viaje que nunca olvidará

Uno que nunca he hecho. Me encantaría ir a Japón

Una manía

Que lo apunto todo

Un defecto

Soy impaciente

Una virtud

Soy paciente

Un sueño por cumplir

Tener una isla más tranquila y con mayor respeto por la naturaleza

Alguien a quien admire

A nadie, pero si me tengo que quedar con alguien, sería con mi padre

LA PREGUNTA

-¿Le gusta la saga de Star Wars?

-Por supuesto. Mucho más que eso. Me considero todo un friki de Star Wars y a mucha honra. Tanto que he conseguido transformar también a mi hijo de 12 años, y con él y un amigo mío fuimos de madrugada al estreno de la última película, El despertar de la fuerza en los Multicines Eivissa. Y también le digo, nos faltó bien poco para ir disfrazados.


 

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