Compatibiliza su labor como docente y parte del equipo directivo del IES Quartó de Portmany con la de concejal en el Ayuntamiento de Sant Antoni. Entró en la institución a raíz del movimiento ciudadano Reinicia Sant Antoni y hoy se encarga de diversas concejalías del municipio. A Fran Tienda no le gustaría irse del cargo sin dejar al menos iniciados lo trámites para que Sant Antoni cuente con su «más que necesario» espacio cultural.
—¿Cómo se compagina el cargo de concejal de Cultura, Educación, Patrimonio Cultural, Nuevas Tecnologías, Economía y Hacienda con el de profesor y secretario en el IES Quartó de Portmany?
—Hago un horario según me va saliendo, pero la gestión del tiempo está siendo lo más complicado para mí. El trabajo aquí no tiene límite, cuanto más quieras hacer, más puedes. Trato de organizar mi trabajo lo máximo posible, pero está siendo lo más complicado.
—¿Qué destacaría de esta etapa?
—Si algo tengo que destacar, además de la gente que he encontrado dentro y fuera de la institución, sobre todo mis compañeros que como equipo de gobierno tenemos un feeling muy importante y eso siempre facilita la labor. Destacaría el aprendizaje a nivel administración. Yo vengo de la administración, pero de un centro educativo. Claro, allí hay un presupuesto de unos 70.000 euros al año y aquí de unos 27 millones de euros al año como Ayuntamiento. Da un poco de vértigo pasar de una cosa a otra.
—¿Y qué partida de esos 27 millones de euros se queda el área de Cultura?
—Pues más o menos la misma cantidad del año pasado. En total, para toda el área de cultura, actividades y demás, unos 400.000 euros. Yo diría que somos un ayuntamiento pobre.
—¿Y cuáles son las grandes eventos que más parte de llevan de ese presupuesto?
—Yo los dividiría en tres grandes bloques. Intentamos que todos los actos a los que vayan destinados importantes cantidades económicas cumplan con unos requisitos. Se trata de que sean eventos culturales, que atraigan a gran parte de la población del pueblo y con carácter desestacionalizador, que también traigan a gente de fuera.
—¿Y los nombres propios?
—El primero ya está en marcha y es Sueños de Libertad. Es un festival de música que llega a su tercer año y que ha ido creciendo poco a poco. Es un proyecto que nos gusta muchísimo porque es único, no solo en Ibiza, sino en toda Baleares. Muy atractivo, muy adecuado para Sant Antoni como actividad cultural que se pueda realizar. Creo que la música es lo que más le pueda interesar a la gente a la hora de recibirlo.
En cuanto al plan estratégico, pensamos que hacía falta un motor cultural que ayudara a tirar del proyecto y consideramos que Sueños de Libertad cuadra perfectamente con eso: desestacionalizador, mezcla cultura, gastronomía, lo desarrolla una persona del pueblo como es Adrián Rodríguez. Para nosotros cumple todos los requisitos. Además, pensamos que este año está al nivel de otros festivales de la Península, con un elenco de artistas espectacular. Yo estoy emocionado con el cartel. Este sería de los eventos más destacados.
—¿Sueños de Libertad será el más destacado de los eventos en los que participará el Ayuntamiento de Sant Antoni?
—Sí, pero por otra parte, en breve daremos a conocer un ciclo de cine en versión original con títulos bastante alternativos, pero muy potentes a nivel de pequeños festivales. Se llamará Zinetic y constará de seis fechas quincenales los jueves. Se proyectarán películas que no han pasado por la isla, con un alto interés cinéfilo, no tanto comercial y que se ha elaborado desde un punto de vista juvenil, con muy buen gusto. Sant Antoni apuesta por el cine en este ciclo, eventos que hemos realizado con la Academia de Cine, que el año pasado vino Rossy de Palma, con la Mostra de Curtmetratges de las fiestas de Sant Bartomeu y otro ciclo de cine clásico.
—¿Cuáles son los motivos que han llevado a Sant Antoni a desvincularse el Bloop Festival?
—Aparte de desencuentros organizativos que ya comentamos en su momento, consideramos que no cumple con los requisitos que he ido mencionando. Tiene una parte que sí, la de los murales al aire libre que son de artistas increíbles y si es posible, se ampliará en el futuro. Pero la gente de Sant Antoni no sabía lo que era el Bloop. Además se celebraba en plena temporada, en agosto, con la isla llena. Era un proyecto internacional. Las personas de aquí no sabían ni que los murales eran del festival. Las comunicaciones eran en inglés. Los carteles no eran fáciles de seguir. No lo vimos claro y hemos decidido desvincularnos. Le deseamos mucha suerte al Bloop Festival.
—¿Realizarán algún otro evento en su lugar?
—Sí, estamos trabajando en ello, pero todavía no tiene forma. Queremos que mantenga un espíritu joven, que haya arte, pero que sea más interactivo. Que incluya nuevas tecnologías y que sea más que una exposición. Que incluya música, redes, etc. Lo estamos estudiando.
—¿Cuál diría que es el objetivo cultural del Ayuntamiento de Sant Antoni?
—Nos gustaría ampliar el abanico de oferta cultural para que todos los sectores sociales de Sant Antoni tuvieran al menos un par o tres de propuestas anuales en las que se sintieran interesados. Para que los que pagan sus impuestos encontraran siempre algo que les motivara a ver cultura y conseguir que la gente más joven, con sus familiares, tuviera ese interés por cualquier tipo de cultura. Quisiéramos conseguir devolver el sentimiento de pertenencia al pueblo y conseguir que todos los habitantes del pueblo se sintiesen contentos con el sitio donde viven.
—¿Qué le aporta su profesión de maestro al cargo de concejal?
—Empatía. Por el hecho de trabajar con adolescentes uno aprende muy bien a ponerse en el lugar del otro y creo que me ayuda mucho en mi trabajo y para trabajar en equipo como es el caso de un ayuntamiento. También la paciencia, elemento importante que muchas veces nos falta.
—¿Considera que está más sensibilizado con las inquietudes culturales de la juventud por esa profesión previa de maestro?
—Es algo que llevamos intentando año y pico y va a costar. Las características sociales de Sant Antoni y su entorno han hecho que durante muchísimo tiempo la cultura y la gente joven se hayan alejado. Tanto desde Cultura como desde Juventud estamos intentando conectar y tratar de atraerles.
—¿Cómo definiría esas características sociales?
—Tenemos que entender que Sant Antoni tiene unas características diferentes del resto de municipios de la isla, quizás Ibiza se asemeje. Tenemos una gran cantidad de personas que vinieron aquí durante su infancia o adolescencia y eso provoca una diversidad cultural muy grande y más dificultad a la hora de tratar de atraerles hacia la cultura de aquí. Eso complica un poco el intentar atraer a la gente joven a la cultura, pero estamos intentando hacer actividades que puedan captar la atención de esa gente joven. De ahí, por ejemplo, que hayamos abierto los espacios culturales a los artistas jóvenes y para atraer a otro tipo de público.
—¿Y cuáles son esas actividades que han diseñado para atraer a todo tipo de públicos?
—Sant Antoni es referente por sus espacios de exposiciones muy valorados por los artistas. Por un lado tenemos el Far de ses Coves Blanques y por otro sa Punta des Molí, ahora sala Walter Benjamin. Muy bonitas las dos y a los artistas les gustan mucho. La actividad cultural de Sant Antoni se había basado en eso, en exposiciones temporales que se iban concadenando.
Pero creemos que había un sector bastante importante de la población que quedaba desvinculado de todo eso. Se trataba de ir probando y creo que hemos dado un paso en ese sentido porque nos hemos encontrado con gente que nos ha dicho que no conocía el faro, o sa Punta des Molí, quizás porque antes no se hicieron actividades del interés de estas personas.
Quizás con el festival de flamenco que hemos organizado este año, hemos atendido al origen de esas personas. No debemos olvidar que en Sant Antoni hay una población muy importante de origen andaluz, de entre 40 y 60 años que no había tenido una actividad como el festival de flamenco que les hubiera llegado tanto. Ha tenido un éxito increíble y estamos considerando hacerla otros años.
—Volvemos al sentimiento de pertenencia a un lugar.
—Claro, la cultura es de las herramientas más importantes que tenemos a la hora de conseguir ese sentimiento de pertenencia a un lugar y eso es lo que yo creo que falta en Sant Antonio. Al elaborar el plan estratégico yo siempre he insistido mucho en el problema que tiene el pueblo en cuanto al sentimiento de pertenencia. La gente de Sant Antoni no está orgullosa de ser de aquí por mil motivos. Creo que en cuanto lo recuperemos seremos más cívicos, participativos, colaboradores y asistiremos a más actividades culturales de cualquier tipo. Nos sentiremos más parte de todo. Es algo importante que hay que recuperar.
—¿Cuál es la asignatura pendiente en materia cultural del municipio?
—Esperamos poder hacer realidad el sueño de tener un espacio cultural en condiciones. Estamos luchando por conseguirlo. Desde el primer día se ha hablado del famoso cine Torres que está cerrado, pero no ha habido forma de llegar a un acuerdo económico. Ya tenemos una alternativa y estamos tocando las puertas de Govern y Consell para que nos ayuden. Espero que antes de irme, al menos, el proyecto esté en marcha.
—Entre la docencia y la política, ¿con qué profesión se queda?
—Me quedo como profe. (Risas). Es vocacional, la política también, pero realmente para lo que yo creo que sirvo es para la docencia. No diré que no volvería a involucrarme en un proyecto político porque también dije que no entraría. Si acaso, con menos concejalías. Ya no digo que no a nada. (Risas).