Estoy aquí porque en los talleres de lutheria y de reparación de instrumentos de Valencia y de Euskadi donde he trabajado muchos de los clientes eran de Baleares; me vine hace dos años para tantear el terreno en Ibiza y después, en octubre de 2016, dejé mi trabajo en Valencia y aterricé aquí porque quería conocer el mundo musical de la isla y disfrutar de ella. Y de momento me va muy bien ya que tengo contacto con músicos y estoy teniendo bastante buena aceptación entre ellos». Así resume Santiago Paredes, ‘El luthier de Morna', su aterrizaje en la isla hace apenas unos meses.
Santi o Iago, como se le conoce entre sus compañeros de profesión, dedica su vida a un oficio desconocido para la mayoría. No en vano el oficio del luthier se remonta a la Edad Media. Se denomina así actualmente a las personas que fabrican instrumentos de cuerda de forma artesanal, aunque nuestro protagonista también se dedique a la construcción de instrumentos de viento. En España hay muy pocos. La mayoría están en Valencia porque hay muchos músicos y hay mucha demanda, pero también hay en estudios en Sevilla, San Sebastián, Navarra y León, donde además reparan instrumentos como hace Santiago Paredes, que también afina y hace su mantenimiento.
«Un enamorado del folk»
‘El luthier de Morna' lo pueden encontrar en facebook con este nombre; es un enamorado del folk y está muy interesado en todas las músicas de raíz. «Me parece muy importante la conservación del patrimonio musical de cada lugar donde resido y en ello trabajo también aquí», explica. Por este motivo se está empapando del folklore ibicenco y ya tiene algunas ideas que, según cuenta, «ayudarían a que la música pagesa se popularizara y no se perdiese, sin olvidar la pureza de la tradición». En concreto, «y aunque sé que me van a criticar mucho», tiene en proyecto afinar la flauta pagesa ibicenca «para que se pueda enseñar en el conservatorio, hacerla popular entre los estudiantes y poderla incorporar a las orquestas como se ha hecho, por ejemplo, con el txistu en Euskadi. Con ello evitaríamos que se aleje cada vez más de los jóvenes y del público en general».
Santiago ha viajado por toda España y el sur de Francia aprendiendo el oficio en diferentes talleres con maestros que en un principio le negaron su apoyo y que luego terminaron por enseñarle debido a su insistencia. «Este era un oficio que antes se transmitía de padres a hijos y era muy cerrado pero ahora con internet puedes ser más autodidacta». A su favor juega que procede de una familia de músicos y artesanos de la localidad valenciana de Riba-Roja del Turia, y finalmente decidió ser luthier o violero, como a algunos les gusta denominarlo, al descubrir que era un oficio que aunaba las profesiones de sus antecesores.
Con respecto a su faceta profesional, Santiago Paredes trabaja en su casa cerca de Santa Gertrudis y hace los instrumentos por encargo, algo que resulta caro porque se hacen a medida del músico y ninguno igual. «Si quieres un instrumento que suene bien tiene que estar hecho a mano, aunque ahora los construyen en serie en China usando máquinas que queman la veta de la madera y hace que la vibración no se transmita por ellas a todo el instrumento cuando la música es vibración y sin ella no existiría la música».
Y así dejamos a Iago, imbuido en el arreglo de un acordeón, que es un galimatías a descifrar para ignorantes en la materia, no sin antes transmitirles uno de sus pensamientos: «Las personas que amamos el folk hoy en día tenemos cosas que ofrecer que con el paso del tiempo serán también tradición, y así sucesivamente». Y un consejo: «No dejen los instrumentos al sol, se estropean, y yo sufro por ellos como si fueran mis hijos».
Su próximo proyecto: «Poder construir un arpa en la isla de Ibiza»
Uno de los próximos objetivos de Santiago Paredes es fabricar un arpa y su intención es poderla construir en Ibiza. Además, ‘El luthier de Morna', que se define como un apasionado de la construcción del piano y de todo tipo instrumentos antiguos de cuerda y de musicoterapia, asegura que adora «hacer instrumentos antiguos de viento».