A veces vemos el vídeo del rescate y Álex recuerda que desde el crash de la rotura de la uralita hasta que se adentró en el agua pasaron muy pocos segundos, una secuencia fugaz pero suficiente para pensar en muchas cosas... afortunadamente podemos contarnos la experiencia». Son palabras de Fina Riera, madre del pequeño que hace justo un año fue el protagonista de un rescate in extremis y vital tras precipitarse a un pozo de 15 metros de profundidad en Santa Eulària.
«Estás más alto y guapo campeón. ¿Cómo han ido las notas?», señala José Antonio al tiempo que se funde en un caluroso abrazo con Álex, una piña a la que se suma Fina, la madre del pequeño con los ojos vidriosos. El Parque Insular de Bomberos de Ibiza fue el escenario del reencuentro del pequeño Álex y su particular salvavidas, el cabo del Grupo de Rescate Vertical, José Antonio López.
Hace un año, la fría noche del 31 de marzo, el pequeño de 12 años se precipitó en un pozo de unos 15 metros de profundidad cuando estaba correteando por un campo junto a un amigo y su madre. 365 días después, Álex y sus padres visitaron a los efectivos del Grupo de Rescate Vertical (GRV) que obraron «el pequeño milagro. Es como un segundo cumpleaños», apunta Fina mientras mira y toma la mano del cabo López en señal de agradecimiento eterno.
A lo largo de este año Álex ha visitado en más de una ocasión a sus «particulares ángeles de la guarda» y se ha ido familiarizando con el trabajo de los bomberos, explica Fina, mientras José Antonio les enseña y explica las prestaciones que tiene el nuevo vehículo que utiliza el GRV de los bomberos de Ibiza. El tiempo pasa, los padres, hermanos y el propio Álex van digeriendo lo vivido aquel día, pero por la cabeza de Fina todavía ronda un temor: «¿Qué habría pasado aquella noche si el retén de guardia hubiera estado atendiendo otra emergencia?». Aquel accidente les hizo valorar el encomiable trabajo de los bomberos, «un cuerpo que atiende a toda una isla como Ibiza con apenas 40 efectivos». Una plantilla mínima pero que siempre dispone de algún efectivo del GRV en las diferentes guardias.
«Este niño ha vuelto a nacer»
«Cuando llegamos y observamos la profundidad del pozo pensamos: este pequeño ha vuelto a nacer. Fue una caída limpia y abajo había el agua necesaria para amortiguar el impacto sin causarle daños», recordaba el cabo del Grupo de Rescate Vertical (GRV) de los bomberos, José Antonio López, el «particular» rescatador de Álex, quien se aferró a la vida cogiéndose a una grieta en la pared. La operación rescate llevó algo más de 15 minutos. Juanjo recogió el aviso de la alerta y gestionó el rescate. Hasta el pozo localizado en Ca na Negreta se desplazó una dotación formada por Juan Carlos, Félix, Juanma, José Luis y el cabo López.
La tensión inicial por los síntomas de hipotermia del menor dio paso a algo parecido a una clase o práctica de rápel. «Tienes que hacer como si caminases por la pared. Los pies para andar y las manos para separar» indicaba el cabo López al pequeño Álex, al tiempo que evolucionaba el izado con las indicaciones a sus compañeros: «Tracción, suave, stop. Tenemos aquí un alpinista en potencia. Por eso ha aguantado como un campeón», transmitía el rescatador al equipo de bomberos instantes antes de que Álex volviese a cruzar la boca del pozo y ver, ahora sí, las estrellas. Un año después, la familia de Álex regresó al Parque de Bomberos para pasar un buen rato con sus particulares estrellas.