Sin importar la sensibilidad individual, un modelo a seguir cuando estamos experimentando propuestas nuevas es fundamental para poder superarse. Y seguir pasos consagrados agiliza notablemente nuestra labor, porque obviamente una vivencia de éxito sube automáticamente la autoestima, al alcanzar la recompensa del logro. Cuando crecemos y en realidad crecemos siempre, nos fijamos en aquello que nos rodea, que se nos presenta, que descubrimos y nos agrada, que de repente cobra importancia aunque nos haya estado acompañando siempre, latente durante un tiempo pero inactivo en el sentido de que no nos llamó la atención.
Estas situaciones nos llevan a la pregunta del por qué no se nos ocurrió antes. Pero volvamos al aprendizaje. El maestro como guía propone diferentes modelos a seguir y en principio aprendemos copiando. Esta es una de las experiencias que viví en primaria sobre todo. Era un modelo educativo que fomentaba copiar, copiar y copiar. Dictados o largos textos de la propia pizarra. El siguiente paso era memorizar y reproducir posteriormente de manera hablada o escrita lo aprendido. Todavía estoy dudando si la intención era agilizar la memoria o la comprensión.
En plástica, el devenir era similar. Una foto en el camino, decía que el destino era copiar y copiar. Valorar los resultados era sencillo. Casi no hacía falta el criterio del educador, sino que los propios compañeros elogiaban los resultados, cuando más se acercaban al modelo a seguir. Alternativo al copy / paste de antaño, era la interpretación de una obra, sin tener que seguir la línea exacta, sino simplemente captar la idea, lo que en el mundo de los consagrados se llama homage a y que no hay que confundir con ningún ismo o tendencia de un grupo determinado de artistas.
Cuando la exposición pública de las obras de nuestros pequeños acaricia el orgullo de guías y seguidores, sacamos pecho y, en el peor de los casos, algún progenitor recuerda que cuando su hijo se haga famoso, ya se podrá retirar - el progenitor, digo.- Ilusiones. Pero en realidad la importancia de un logro no radica en el éxito económico, sino en la comprensión de las materias y adecuar con mesura las propuestas, adaptándolas a la individualidad personal.
No hay que buscar mucho para encontrar las obras de los pequeños artistas. No pocos lugares de trabajo están decorados con las creaciones de nuestros protegidos. Y veamos las exclamaciones más típicas, cuando éstos procreadores observan y comentan obras contemporáneas de artistas reconocidos. No siempre, pero en ocasiones se escucha que esto también lo sabe hacer su hijo. Aunque he de reconocer que estas contextualizaciones van desapareciendo. Creo. Aparte que dichas afirmaciones, en realidad están menospreciando estas pinturas que precisamente adornan los despachos. Si la obra maestra carece de valor, porque los pequeños también son capaces, el siguiente paso sería liberar las paredes de estas creaciones.
La iniciativa de la gerencia del centro sanitario, aprovechar la plaza pública para exponer trabajos colectivos, merece aplausos. Han pasado los años, y los trabajos siguen sugiriendo mensajes. La creatividad merece fomento. Siempre y cuánto más, mejor. Y que el espectador proclame favoritos no es una crítica sino un agrado determinado. Tampoco es obligado colgar todo lo que apreciamos en las paredes de nuestro hogar. Debo puntualizar que hay pinturas que me encantan, pero jamás les buscaría espacio en casa. Y como curiosidad, desde hace algún año disfruto paredes blancas, vacías y blancas. De momento. Volverá la ocasión de llenar espacio, pero mientras tanto cabe disfrutar del arte, por ejemplo en esta plaza.