La tonadillera Isabel Pantoja, procesada por blanqueo de capitales, ha roto a llorar hoy en el banquillo de los acusados en la Audiencia de Málaga tras recibir una llamada telefónica que le alertaba de la inminente paternidad de su hijo, Kiko.
En un momento de la sesión de hoy, la artista ha manipulado el móvil sigilosamente para no ser llamada al orden por el magistrado presidente Federico Morales y, tras leer un mensaje, ha respondido con lágrimas en los ojos.
Las lágrimas de la tonadillera han coincidido con la declaración de una policía que relataba los bienes de Pantoja, aunque todo parece indicar que se han debido a que está a punto de ser abuela ya que su nuera ha sido trasladado a un centro hospitalario de Sevilla.
Tras taparse la cara, se ha limpiado las lágrimas y ha vuelto a manipular el teléfono móvil con mucha discreción.
Isabel Pantoja está sentada en el banquillo de los acusados junto a su expareja Julián Muñoz, exregidor del Ayuntamiento de Marbella, y la exesposa de este, Maite Zaldívar, todos ellos en el mismo banquillo, aunque separados por otros implicados.
La fiscalía mantiene que tanto Pantoja como Maite Zaldívar eran «perfectamente conocedoras del origen ilícito» de los fondos y bienes que recibían de Julián Muñoz y que sabían «cuáles eran las fuentes de sus ingresos lícitos, así como su cuantía».
La artista se enfrenta a una petición fiscal de tres años y medio de prisión y multa de 3,68 millones de euros.