La modelo británica Kate Moss ha cumplido 40 años, y lo ha hecho subida al carro de la fama del que no se ha apeado desde que fuera descubierta siendo sólo una adolescente.
Probablemente, Moss fue la más atípica de aquellas top models omnipersentes los 90 -Crawford, Schieffer, Campbell, Evangelista, Turlington...) por ser poseedora de un físico diferente, andrógino y, en principio, no tan espectacular que el de sus compañeras de generación y por su actitud rebelde que, transcurrido el tiempo, se ha convertido en su principal seña de identidad.
La fama le llegó con una polémica campaña de Calvin Klein en la que su figura, extremadamente delgada, puso su nombre en boca de todos. A partir de ahí, Kate comenzó a ser habitual de campañas y revistas, habiendo trabajado para firmas como Gucci, Dolce & Gabbana, Versace, Chanel, Missoni y David Yurman.
Sin embargo, la top no sólo debe su fama a lo estríctamente laboral. Los contínuos rumores sobre su drogadicción (fue fotografiada esnifando cocaína), su fama de fiestera o su polémica relación con Pete Doherty le han conseguido tantos titulares como sus campañas fotográficas.
Pese a todo ello, Kate Moss llega a los 40 en una aparente mayor estabilidad junto a su marido Jamie Hince y a su hija de 12 años y sin parar de trabajar y de recibir homenajes.