Azafatas sesenteras, indios e indias, algún explorador, Frida Kahlo, poligoneras de atuendos chillones, Raffaella Carrá, africanos con sus típicos y coloridos trajes y sus bebés a la espalda, rockeros, escoceses... y un largo etcétera, muy largo, tanto como los casi 200 invitados a la fiesta de disfraces que organizó el pasado viernes 28 el Club Pollença. Eso fue lo que se pudo ver en la fiesta de carnaval más importante que se realizaba en la localidad.
Nada más entrar en cualquiera de los diversos salones que llenaban los asistentes se podía ya disfrutar de un gran ambiente de fiesta, de máscaras, pelucones imposibles, entrecejos desafiantes, gafas tan grandes como pudiesen soportar unas orejas, escotes voluptuosos, e incluso de la inquietante presencia de un Guardia civil muy serio que atravesaba con paso no demasiado firme las estancias.
Un verdadero éxito de público y organización que hizo que la fiesta no acabara hasta bien entrada la madrugada, con la música y el baile como protagonistas. Ni siquiera Barack Obama y su esposa se perdieron el evento.