La situación del colectivo arbitral en el baloncesto insular no está mejor que el año pasado por estas fechas en que amenazó con ponerse en huelga por diferentes causas en el funcionamiento interno del colectivo.
«Está peor que el año pasado», indicó Begoña Jiménez, anotadora en los partidos, que hace años ha estado a cargo de la secretaría de la delegación. Jiménez actuó como portavoz del malestar que existe en el colectivo ya que, según aseguró a esta redacción, de los acuerdos adoptados el año pasado «no se ha cumplido nada». «El colectivo arbitral actual es de unas treinta personas, pero los que realmente trabajan son diez personas y el reparto de los partidos no es equitativo», indicó.
La falta de coordinación ha llevado a suspender en tres ocasiones consecutivas un partido aplazado de categoría benjamín, con el riesgo que supone para la continuidad de la base. Otra queja es la dejadez federativa. «Hay una falta de interés, una desidia por solucionar esta situación, muy grande» apuntó Jiménez.
Sin solución a corto plazo, pese a las
críticas
El delegado insular de baloncesto, Miguel Tomás, explicó que en la
reunión de la pasada semana se trataron dos temas, el económico y
el deportivo. En lo económico, el aspecto de los cobros «está
zanjado», pero en lo deportivo «estamos ante un problema que no es
nuevo», según Tomás. El delegado se mostró de acuerdo con el sector
crítico del colectivo arbitral: «Hay gente que busca más el
beneficio económico. No es normal que un partido se haya tenido que
suspender en tres ocasiones por la ausencia de un árbitro. esto no
beneficia en nada al baloncesto insular», indicó Tomás. Para
solucionar este tema, Tomás no aportó ninguna solución concreta a
corto plazo y se limitó a apuntar que «si esta situación se
mantiene tendré que tomar una determinación. En un futuro no muy
lejano habrá que tomar medidas "sanciones económicas" contra esta
gente que no se presta a pitar como los demás. No se puede buscar
excusas para no arbitrar cadetes, porque los senior valen más».