Efe|ROMA
El «catenaccio», el viejo modelo del fútbol italiano basado en la
defensa a ultranza, ha vuelto a mostrar su eficacia en Europa, con
el acceso a las semifinales de la Liga de Campeones de Inter y
Juventus, en detrimento de Valencia y Fútbol Club Barcelona,
respectivamente. Nunca se fue, pero ahora vuelve con fuerza la
«cadena», una de las principales aportaciones de Italia al fútbol
mundial, para sonrojo de algunos de los grandes jugadores ofensivos
que ha dado este país, desde Sandro Mazzola a Christian Vieri y
Alex del Piero, pasando por nombres como Gianni Rivera, Antonello
Riva, Paolo Rossi o Roberto Baggio.
El poderío italiano en varias etapas de la historia del fútbol se ha basado en la fuerte defensa, con algunas honrosas excepciones, como el Milán de Arrigo Sacchi que, sin descuidar la portería, hizo gozar con jugadores como Gullit, Van Basten o Riijkard, eso sí, todos extranjeros. En los últimos años el modelo parecía haber entrado en crisis y desde Italia se miraba con envidia, nunca admitida abiertamente, a otros países, como Francia, Alemania o Inglaterra y especialmente, a nivel de club, a los vecinos mediterráneos españoles. Ha sido especialmente España el modelo más apreciado, gracias al juego de clubes como el Real Madrid, el Barcelona, el Valencia, el Deportivo de la Coruña o incluso el Celta, que hace tres años le endosó un 4-0 al Juventus encabezado entonces por Zidane y ahora semifinalista europeo.
La envidia no era sólo por los resultados, sino también por el juego, que ha atraído al campeonato español a numerosas figuras extranjeras, deseosas de una mejor consideración, no sólo monetaria. Con este ambiente los italianos han rumiado varios años su desventura y algunos heterodoxos proclamaban que había llegado el momento de cambiar, aunque a la hora de la verdad todos se han mantenido fieles al sistema, encabezados por el seleccionador nacional, Giovanni Trapattoni, que no recuerda la última vez que su equipo fue capaz de marcar tres goles.