José Antonio Diego|PARÍS
La estadounidense Kelly White se coronó reina de los Mundiales de
París al conquistar en la final de 200 metros su segunda medalla de
oro, cuatro días después de hacerse con el título del hectómetro y
en ambos casos con las mejores marcas mundiales del año.
La californiana partió muy rápida (178 milésimas) y antes de terminar la curva ya tenía tres metros de ventaja sobre sus adversarias, que contemplaron desde lejos su carrera triunfal hacia la meta. Con un crono de 22.05 aventajó en 33 centésimas a la rusa Anastasya Kapachinskaya, el segundo margen más amplio en la historia de los Mundiales. La estadounidense Torri Edwards fue tercera.
White ganó los 100 metros el domingo pasado con la mejor marca mundial del año (10.85), pero su distancia preferida son los 200. De padres atletas (su madre fue olímpica con el relevo jamaicano en Múnich'72), White ha sacado el máximo provecho de la inactividad de Marion Jones, que no sólo dio a luz un hijo (Tim jr), sino que con su retirada temporal rescató de la sombra a una atleta de 26 años que por vez primera llama la atención de las cámaras.
Después de ganar, en junio pasado, los títulos de 100 y 200 metros en los campeonatos de Estados Unidos, la californiana, al ser requerida por los periodistas, se puso irónica: «al fin sabéis como se escribe mi nombre». White es la tercera atleta que consigue el doblete de velocidad en los Mundiales. Antes que ella lo hicieron las alemanas orientales Silke Gladisch, en Roma'97, y Katrin Krabbe en Tokio'91.
El título masculino de pértiga se ganó en los tres mundiales precedentes con saltos superiores a 6 metros. En París bastó con 5,90 para obtenerlo y lo hizo alguien que contaba muy poco en los pronósticos, Giuseppe Gibilisco, un italiano de 24 años que en sus tres últimas competiciones no ha pasado este año del décimo puesto. Italia, que sólo una vez, en Roma'87, tuvo un representante en una final de pértiga (Gianni Stecchi, undécimo con 5,40), se ha hecho con el título en un país donde la especialidad tiene honda raigambre. La eliminación del líder del año, el francés Romain Mesnil, abrió las puertas a la sorpresa.
La escuela rusa (antes soviética) de pértiga, que ha ganado siete de los ocho títulos mundiales anteriores, deja París con un noveno puesto, y el australiano Dmitri Markov, campeón hace dos años, quedó fuera del podio. Acompañaron al italiano el sudafricano Okkert Brits y el sueco Patrik Kristianson, ambos con 5,85.
El atletismo cubano tenía una sola medalla en cinco días (la plata de Yoandri Betanzos en triple). Hoy consiguió su primer oro merced a Yipsi Moreno, la mejor con el martillo en la mano. Había sido la mejor del año (75,14) y refrendó su excelencia con un tiro de 73,33 metros en su segundo intento.
La final femenina de martillo, una especialidad que se disputa por tercera vez en el programa de los Mundiales, concentró la atención del público sobre su paisana Manuela Montebrun, que dio a Francia la medalla de bronce con 70,92. La plata fue para la rusa Olga Kuzenkova con 71,71.
El etíope Kenenisa Bekele y el marroquí Hicham El Guerruj, campeones respectivos de 10.000 metros y 1.500, confluyeron a mitad de camino en las series de 5.000 y la pasmosa seguridad con que pasaron augura una final vibrante para rematar el programa individual de los campeonatos, el domingo a las 18.40 horas.
Bekele venció en la primera serie con 13:38.03 y El Guerruj controló a su antojo la segunda y sólo en los últimos metros, con la clasificación asegurada, dejó que le adelantaran. Acabó cuarto con 13:32.88, 4 décimas por detrás del etíope Gebre Gebremariam.