Carlos de Torres|ALPE D'HUEZ
El estadounidense Lance Armstrong no faltó a la cita con la leyenda
y se apuntó la etapa estrella del Tour 2004, la cronoescalada
inédita al Alpe D'Huez, de 15,5 kilómetros, en la que distanció aún
más a sus rivales y reforzó el maillot amarillo que espera lucir el
domingo en París.
Armstrong conquistó por segunda vez la cima más prestigiosa del Tour y lo hizo con la superioridad habitual en un ciclista con hambre de victoria cualquiera que sea el terreno que le pongan por delante. Puede con todo y resulta imparable. Si Eddy Merckx era el «Canibal» y Bernard Hinault el «Caimán», los amigos de los apodos ya le pueden ir buscando alguno similar al hombre que voló en las pendientes del Alpe D'Huez para arrasar a sus rivales.
El ciclista texano, el único junto a Fausto Coppi que ha ganado el mismo año en Alpe D'Huez y la general final, invirtió un tiempo de 39:41 en el ascenso de 13,5 kilómetos repartidos en 21 curvas, salvando un desnivel de 1130 metros. Esta vez no le secundó Basso, sino el alemán Jan Ullrich a 1:01, mientras que la tercera plaza se la adjudicó otro germano, y del T-Mobile, Andreas Klöden, a 1:41.
El italiano Iván Basso hubo de pasar el trago de verse doblado por Armstrong a 3 kilómetros de meta, a pesar de que el líder había salido 2 minutos más tarde. Eso terminó de destrozar la moral del jefe del CSC, que al final fue octavo a 2:23. Peor terminó el campeón de España, Paco Mancebo, hundido en el puesto 24º a 3:40, por lo que perdió casi todas las opciones de luchar por el podio.
No todo fue negativo para los españoles. Santos González, del Phonak, alcanzó una meritoria quinta plaza a 2:11 y aguantó el mejor tiempo hasta la llegada de los grandes favoritos. Carlos Sastre estuvo en sus marcas y cerró décimo a 2:27. El vencedor de la última Vuelta, Roberto Heras, se dejó 5:47 y un día más demostró que este no es su Tour.