Iván Muñoz
Hay días en los que todo depende del modo en que uno se levanta. Si nada más salir de la cama tropieza es bastante probable que tengas una jornada de perros, pero si apoyas el pie con seguridad y salvas con habilidad el primer obstáculo,las posibilidades de que todo vaya bien se multiplican. Será fortuna, seguridad o alta autoestima, pero lo cierto es que después de una semana movida y con alguna que otra crítica tras su derrota en Santa Eulària, la SD Eivissa se desperezó ayer con fuerza para no dejar lugar a las dudas mientras hacía al Collerense golpearse con la mesilla de noche. Claro está, a los mallorquines ya no les salió nada en el resto del partido.
No habían pasado ni 30 segundos desde que el silbato de Ferré Perelló sonó por primera vez cuando el conjunto bermellón inició una jugada por la derecha que finalizaba con un gol de Isi a pase de Gràcia. Los jugadores locales no se lo creían, claro, pero tampoco los del Eivissa estaban muy seguros de que lo que ocurría era real. De golpe y porrazo estaban por delante en el marcador en un partido calificado de trampa por el entrenador tanto por el gran número de bajas como por la presumible inferioridad de un rival que llegaba a Can Misses sin nada que perder. Y después de lo visto, era para estar contentos. A saber qué habría ocurrido si hubieran pasado los minutos sin esa ventaja para los bermellones. No sólo por el apagón en el centro del campo y el juego espeso, sino porque además el Collerense tuvo claras oportunidades para batir a Gaspar. La primera en el minuto 18, al desbordar Trujillo en velocidad a Buti para hacerse con un balón metido a la espalda de la defensa, pero cruzó demasiado cuando se encontraba a pocos metros de la portería. La otra, en el 42 y a tiro cercano de Camacho, que se estrelló en el capitán ibicenco.
Motivos más que suficientes para que los mallorquines confiaran en sus posibilidades en la segunda parte. Pero el día se había presentado negro para ellos y soleado para el Eivissa, como volvería a quedar claro en la reanudación. Se llevaban 50 segundos y José cabeceó un córner sacado por Isi. 'Así nosotros no jugamos', debieron pensar para sí mismos los futbolistas y cuerpo técnico del Collerense, que a partir de ese momento desapareció del campo.
Tampoco es que se dejara ver mucho el equipo local, que seguía sin tener las ideas claras para llegar con claridad a los dominios de Mario. Hasta que Buti cabeceó a bocajarro a las manos del cancerbero. A partir de ahí, los de Elcacho parecieron animarse un poco, aunque quizás fue más debido al cambio de Sergio Moreno por Xavi Gràcia y al adelantamiento de Raúl Garrido, que tuvo más el balón y como consecuencia más presencia en la creación. En una de esas llegadas, José recogió un balón rebotado de la zaga tras centro de soler e hizo el 3-0. Tal y como había empezado, el Eivissa sólo podía ganar.