El tren del ascenso se escapó. El San Rafael dejó pasar la oportunidad de dar el salto de categoría al empatar (2-2) contra un Llosetense que se marchó al grito de «a Tercera, oe». Los rafelers lo dieron todo. Pusieron garra, sacrificio y espíritu para conseguir un ascenso a Tercera que saboreó por última vez en el año 2002, pero no bastó. Los de Lloseta se llevaron el gato al agua con muchísimo sufrimiento. Las palabras del técnico visitante, Joan Moranta, al término del partido lo dejaron claro: «Estábamos acojonados».
Dos goles psicológicos, uno en el minuto de prolongación del primer tiempo y otro en el 90', sirvieron el ascenso en bandeja a los mallorquines, que hasta el último instante no pudieron respirar con tranquilidad. No en vano, los pupilos de Mario Ormaechea tiraron de casta para voltear el marcador a falta de un cuarto de hora para el final y se pusieron a un solo tanto de lograr su objetivo. Los locales se volcaron sobre la portería de un Llosetense cuya afición se quedó completamente muda después del tanto de David Dengre, que llenó de emoción un tramo final esperpéntico, con continuas pérdidas de tiempo de los mallorquines, rifirrafes constantes y un gol bien anulado después de que el árbitro quedara noqueado sobre el césped tras un encontronazo con Javi. Para que luego digan que estaba todo visto en el mundo del fútbol.
El partido comenzó con muchas imprecisiones por parte de ambos cuadros, fruto quizá del nerviosismo propio de una cita tan clave como ésta. El balón quemaba en los pies y los pelotazos en largo fueron la tónica dominante prácticamente a lo largo de los primeros 45 minutos.
Las ocasiones de gol brillaron por su ausencia hasta el punto de que sólo hubo dos disparos entre los tres palos en todo el primer acto, ambos del Llosetense. Y uno de ellos acabó en gol. En el minuto 45, un tiro de Joel, que se pasó la mayor parte del partido teatralizando cada falta recibida, lo despejó Nando a córner merced a una buena palomita. Era el primer disparo a puerta del partido. El segundo llegó a la salida del saque de esquina, en el que Simo cabeceó libre de marca en el primer palo justo antes de que el árbitro señalara el camino a los vestuarios.
Lejos de amilanarse, el San Rafael salió a por todas en el segundo periodo. Raseó el balón y jugó con mucho más criterio que en la primera mitad. Tenía que ganar por dos goles de diferencia y el reloj jugaba en su contra. Tomás, que ayer jugó en el centro del campo en lugar de en la banda derecha debido a la baja de Guillermo, se echó el equipo encima y, en una magnífica combinación con Pedrito, empató en el minuto 57. La grada explotó de alegría y el decorado cambió por completo.
El Llosetense no salió de su campo y se limitó a poner el autobús debajo de la portería para evitar la remontada y, de paso, tratar de aprovechar algún contraataque. La jugada no le salió precisamente bien. David Escandell acarició el 2-1 en una falta directa que se marchó lamiendo la cruceta en el 69'. El miedo se instauró por un momento en la expedición de Lloseta, que sí que se echó a temblar cuando, tras un craso error de Tomeu a la salida de un córner, David Dengre completó la remontada.
Quedaban 15 minutos por delante y cualquier cosa podía pasar. Y vaya sí pasaron. Los visitantes quisieron romper el ritmo del partido a base de supustos calambres en las piernas de sus jugadores, lo cual criticó la escuadra local. Esto provocó incluso una pequeña tángana entre Nando y Joel, en la que el portero se libró de la expulsión. Luego, David Escandell vio la segunda amarilla y al Llosetense le anularon legalmente un gol al quedarse tendido el árbitro en el césped tras un choque con Javi. Los diez minutos de prolongación sólo sirvieron para alargar el sufrimiento de un San Rafael al que Miky despertó de su sueño en el 90' tras establecer a placer las definitivas tablas. El ascenso tendrá que esperar.