La fiesta del motor por excelencia en Eivissa hizo ayer las delicias de las 5.000 personas, según estima la organización, que asistieron a la vigesimosexta edición de la Pujada a sa Cala de Sant Vicent, donde los favoritos hicieron buenos todos los pronósticos. Pedro Roca Siquier (Silver Car S2), del Automóvil Club Lorca, revalidó el título de campeón absoluto, demostrando que hay más 'flechas plateadas' además de los McLaren en el mundo del automovilismo, mientras que José Joaquín Fernández (Mitshubishi EVO 9), del Automóvil Club Ibiza y Formentera, e Iván Tur (Yamaha R1), del Motoclub Road, hicieron lo propio dentro del grupo N, de autos, y A, de motos. La jornada no tuvo que lamentar graves accidentes. Sólo Mario Hekke, en coches, y Toni Costa, en motos, sufrieron uno, pero sin consecuencias.
Roca, campeón de la Copa CM de España de montaña, se quedó lejos tanto del récord como de su registro del año pasado, que fue un 2.07.920. En esta ocasión pagó el cambio de neumáticos que ha tenido que llevar a cabo esta temporada y se tuvo que conformar con un mejor registro de 2.09.350 después de haber parado el crono en 2.10.090 en la primera manga. Con todo, esta marca le bastó para hacerse con el título de la categoría CM y absoluta, pues los CM coparon este último podio. Saúl Arnau (Speed Car GT 1000), con un tiempo de 2.12.196, y Gabriel Arrabal (Bango BRC 05), con un registro de 2.13.130, ocuparon la segunda y tercera posición, respectivamente.
En la categoría N, José Joaquín Fernández no falló. El ibicenco, noveno en la general, se proclamó vencedor con una marca de 2.26.745. Jaime Riera (Renault Clio Willi) y Juan Ramón (Renault Clio RS) completaron el podio.
Car cross
En car cross, José M. Pons Ramón (Speed Car) demostró ser más rápido que sus rivales. Con un registro de 2.24.190 acabó primero por delante de Tolo Pons (Speed Car), con una marca de 2.24.595, y Marcelo Torres (Ya-Car Cross), que finalizó el recorrido en un tiempo de 2.28.707.
En el grupo A, Sergio Sánchez (Citroen Saxo VTS 16) terminó en primera posición al parar el crono en 2.43.650, casi tres segundos menos que Fernando Raya (Renault Clio 16V). La tercera plaza fue para Óscar Aguilar (Citroen Saxo VTS 16). En la categoría A2 venció Juan Gost con su Seat León 1.8 T, y en el grupo R lo hizo David Fernández con su Lancia Delta.
En motos, Iván Tur (Yamaha R1), del grupo A, revalidó el título absoluto por delante de José María Jiménez (MU AVG) y David López (Suzuki). En el B, el ganador fue Javier Jiménez (Triumph Strit).
LA CONTRACRÓNICA: ¿Ganar es ganar?
Da igual que ganes por un centímetro o por un kilómetro. Ganar es ganar». No le faltaba razón a Vin Diesel en la película A todo gas. Y es que no hay persona en el mundo a la que le guste perder. Eso sí, ganar no es sólo cruzar la meta en primera posición. Ganar no es simplemente levantar el trofeo de campeón. Ganar también es divertirse, al menos para aquellos que eluden las entrañas de la competición. Y eso fue lo que hicieron varios de los participantes de la vigesimosexta edición de la Pujada a sa Cala de Sant Vicent: divertir y divertirse, aunque aquí, más que ganar por un centímetro o kilómetro, habría que decir por una milésima o segundo al tratarse de una competición contra el reloj.
No todo es pisar el acelerador a fondo y demostrar que eres el rey de la carretera o el sucesor de Sébastien Loeb. No. En la Pujada a sa Cala hay quienes aprovechan la ocasión para darse 'un paseo por las nubes', como Rubén Santamaría (Honda XR) -lució una moto negra muy atractiva y se dedicó a disfrutar de las vistas más que a competir-, o arrancar los aplausos de los espectadores que acudieron a Sant Joan, como José Luis Ribas, que sacó la sonrisa de todos en la tercera curva al retirar las manos del manillar para saludar a las cámaras que le fotografiaban.
Si unos lo intentaron con acciones divertidas, otros probaron fortuna gastando goma, con derrapes que hacían crecerse a los allí presentes. Fue el caso de José Escandell, con su Renault 5 GT Turbo, y Toni Costa (KTM 640). Eso sí, este último se dio más de un susto en sus apuradas de frenada y acabó sufriendo un accidente. Menos mal que no hubo que lamentar males mayores. Eso sí, logró su objetivo: divertir y divertirse. O lo que es lo mismo: ganarse al público, ganar.