Seis años y medio han tenido que pasar para que la Peña Deportiva rompa su maleficio ante el Poblense en el Municipal de Santa Eulària después de conseguir ayer un triunfo de muchos quilates que le afianza en el liderato (2-0).
Un golazo por la escuadra de Aitor Ramírez en la primera mitad y otro del ‘pichichi’ Piquero en el tiempo de descuento sellaron el golpe de autoridad que ha mandado el equipo de Ormaechea a todos sus rivales a pesar de las ocho bajas con las que acudió al choque. Nada detiene al líder de la categoría, un plantel que viene luchando contra las adversidades desde la pretemporada y que está devolviendo la ilusión y la fe a su afición.
El Poblense, fiel a su tradición en la Villa del Río, resultó un adversaria férreo y complicado de doblegar. Pero esta Peña cuenta con un ingrediente diferenciador con la de anteriores temporadas: la casta. La implicación de los futbolistas es total y su entrega se hace patente en el terreno de juego. Se ha convertido en un conjunto competitivo que ya no se amilana frente a rivales de su talla. También ha mejorado ostensiblemente a nivel táctico y estratégico. Por no hablar de su engranaje defensivo, uno de los más efectivos de la categoría.
Así es como ayer pudo hacer frente al mayor poderío físico del bloque blaugrana y así es como acabó logrando una victoria que le sitúa, a estas alturas, con un colchón de ocho puntos sobre el quinto clasificado.
La primera media hora de encuentro se disputó en la parcela central del terreno de juego. Demasiado balón aéreo, contacto, brega... Conceptos que gustan al preparador barcelonés y que ha interiorizado su plantilla. Descartado el juego de toque y triangulación por la presión y la intensidad con que defendía su rival, la Peña se puso el mono de trabajo y accedió al cuerpo a cuerpo.
Entró en acción Ramiro, siempre receptivo a encarar y buscar la línea de fondo. De sus botas salieron varios centros peligrosos al área, aunque no fue hasta el minuto 26 cuando se registró la primera gran ocasión. Fue en un saque largo de banda que peinó Piquero y el balón se paseó por el área pequeña sin encontrar rematador. El delantero cántabro protagonizó la siguiente ocasión al cabecear cerca del poste un pase desde la izquierda de Fofi.
Despega la Peña
A base de pundonor y explotando las bandas se erigió en el dominador del juego el equipo local. Llegó a los 35 minutos otra gran oportunidad de abrir el marcador. Ramiro sacó con potencia al corazón del área un saque de banda y entre el nudo de piernas nadie acertó a remachar a gol el cuero. El líder rondaba el gol y acabó hallándolo gracias a una genialidad del joven Aitor Ramírez. ‘Peque’ enganchó un balón en el balcón del área y lo colocó en la mismísima escuadra con una parábola que hizo imposible la estirada de Molondro (min. 42).
Los futbolista se retiraron a los vestuarios para tomar aire de cara a un segundo tiempo que se presentaba igual de exigente y combativo.
Saltó más enchufado el equipo de un Ramón Jiménez que había sido expulsado tras el tanto de Aitor por sus continuadas protestas al colegiado (no se sabe muy bien por qué). Arnau armó un disparo peligroso desde la frontal para inaugurar una serie de aproximaciones al área de Javi Seral. Pero fue el propio Aitor quien pudo ampliar la ventaja local tras un centro a la espalda de la defensa de Pando. El extremo remató a placer a escasos metros de Molondro, pero el balón se estrelló en el palo (min. 50).
El Poblense contraatacó con varios córners que supo sofocar la zaga ibicenca no sin apuros. El choque entró en una fase de ida y vuelta bastante inquietante para los intereses de la Peña. Ormaechea desde la banda pedía a su equipo que mantuviera el control del balón para reorientar el partido. Sin embargo, el Poblense no estaba dispuesto a ceder metros y volvió a la carga apoyado en la calidad de su goleador Jordi Alfonso.
El coraje y el rigor defensivo de la Peña acabaron aplacando la ambición visitante y Piquero puso la puntilla en el descuento culminando una contra deliciosa conducida por José Luis en la que participaron Aledda y Bernal. Fue la guinda a un partido para valientes.