La SD Formentera y el CD Ibiza han empatado sin goles en la tarde de este domingo, en un derbi pitiuso insulso, falto de ritmo y, sobre todo, de ocasiones claras de gol. Los rojinegros se mantienen en zona de playoff tras este resultado, mientras que los rojillos se complican más su continuidad en la categoría al no recortar distancias y faltar una jornada menos para el final.
La primera parte fue soporífera. Ninguno de los dos conjuntos se encontró cómodo. Las defensas se impusieron a los ataques. Hubo una jugada polémica en el ecuador de este primer tiempo, cuando los locales reclamaron ostensiblemente una posible mano de los visitantes dentro del área. El árbitro no consideró que fuera penalti.
Los de Manu Calleja tuvieron que recurrir al balón parado para tratar de generar peligro. Joao Bravo lo intentó con una falta directa desde unos 25 metros que se marchó por encima del travesaño.
La mejor oportunidad de esta primera parte la tuvo el cuadro formenterense. Diego Díaz fue el protagonista de un disparo al que respondió de manera magistral el guardameta Marcos Contreras. Finalmente, se llegó al descanso sin goles.
Tras el asueto, la película no cambió demasiado. Las aproximaciones de peligro seguían brillando por su ausencia. Eso sí, hubo una jugada clave en el desarrollo de esta segunda mitad: la rigurosa expulsión de Joao Bravo por doble amonestación una vez rebasados los primeros diez minutos de juego.
Pese a jugar en inferioridad numérica, el Cedé no le perdió la cara al encuentro y el Formentera no supo sacar tajada de la situación. Es más, el CD Ibiza no se atrincheró atrás y dispuso de una ocasión en el 77 que desbarató Iván Alonso cuando Iker se disponía a rematar a la red.
En la recta final, el cuadro de Míchel Alonso achuchó en busca de los tres puntos. Un error en defensa de los ibicencos estuvo a punto de costarle el partido. Diego Díaz le robó la cartera al defensa, pero falló el pase de la muerte. Fue la última acción reseñable de un partido que no pasará a los anales de la historia.