La UD Ibiza rascó un punto en el campo del Levante, contra el que empató sin goles, en el partido que cerró este lunes la cuadragésima jornada de Segunda División. Los celestes, a base de defender muy cerrados atrás y con un 5-4-1 que hasta ahora no se había visto con Lucas Alcaraz, aguantaron las embestidas de su rival y se llevaron un empate del Ciutat de Valencia.
Desde el primer minuto se vio que el conjunto levantinista iba a llevar el control del partido. De hecho, apenas necesitó unos segundos para asomarse por el área con un balón largo hacia Wesley que obligó a Germán a salir del área pequeña para adelantarse al delantero.
Poco después, el cuadro local perdonó una contra clarísima que tenía pinta de cinco contra dos y, acto seguido, Soldado no estuvo fino a la hora de controlar el balón en el área.
Los de Javi Calleja tenían prisa por marcar y eso parecía pasarles factura en forma de imprecisiones. Ante la escasa claridad de ideas, Pepelu decidió chutar de lejos para tratar de romper el 'cerocerismo', pero su zapatazo a bote pronto se abrió demasiado y salió fuera. Mucho más cerca estuvo Montiel de subir el 1-0 al marcador. También lo intentó con un tiro desde el exterior del área que buscaba la escuadra, donde apareció la mano de Germán para mandar la pelota a córner.
Del equipo de Lucas Alcaraz no había noticias en ataque. La Udé no olía la pelota y, por tanto, era casi imposible que pusiera a prueba al guardameta local. Con todo, tuvo un acercamiento de peligro en el minuto 19 en una chilena lejana de Ekain que se marchó directamente a las manos del cancerbero.
Esa acción no fue más que un espejismo. El Levante era el que dominaba la situación y el único que buscaba el gol. De nuevo lo intentó con un disparo lejano en el minuto 29, esta vez de Pubill, pero Germán atrapó la pelota a ras de césped.
El equipo azulgrana –en este partido de azul– no encontraba otra forma de generar excesivo peligro porque la UD Ibiza había metido el autobús atrás. Defendía prácticamente con los 11 jugadores cerca del área y eso complicaba la tarea a su rival. Otra solución pasaba por las acciones a balón parado. De hecho, Pubill y Postigo también rozaron el gol de cabezazo tras sendos saques de esquina. Entre medias, Wesley se había topado con una buena intervención de Germán, si bien la jugada habría sido invalidada por fuera de juego de haber acabado en gol.
La segunda mitad continuó con un guion muy similar. Eso sí, hubo una diferencia importante: al Levante se le nublaron las pocas ideas ofensivas que tenía. Los celestes siguieron atrincherados atrás, defendiendo su parcela como si les fuera la vida en ello, y se fueron sintiendo cómodos al ver cómo su rival no hallaba la forma de generar peligro.
Martín y Grillo abortaron los disparos de Ibáñez y Soldado, en una muestra clara de que los unionistas estaban metidos en el partido. Los dos equipos movieron el banquillo para tratar de mejorar sus prestaciones, pero la historia siguió siendo la misma.
En la recta final, una jugada embarullada, en la que Pepelu e Iborra dispararon, la volvió a abortar el cuadro visitante. No había manera de que el Levante viera puerta. Álex Muñoz perdonó la última en un cabezazo al borde del área pequeña que se marchó alto en el cuarto de los siete minutos de añadido. La Udé, que se entregó como nunca en labores defensivas, finalmente rascó un punto en uno de los campos más complicados de la categoría. Eso sí, no le sirve para absolutamente nada.