El San Pablo ha llegado a la última jornada dependiendo de sí mismo. La victoria de la semana pasada hace que las ibicencas tengan en su mano la permanencia. Ganar es salvarse, tropezar sería perder la categoría. Una final que se jugará esta tarde (16.00 horas en es Pratet) contra el Teidaya, equipo que ya está descendido desde hace semanas y que visita la isla sin ninguna motivación clasificatoria más allá de quedar penúltimas o antepenúltimas.
Precisamente uno de los elementos importantes de este encuentro es el cambio de pista. El San Pablo se va a jugar la vida en es Pratet, cuando lleva toda la temporada jugando en es Viver. La celebración de una competición de escalada les ha obligado a mudarse para este trascendental encuentro. Eso sí, desde el seno del club tienen confianza en que este cambio no les influya y puedan realizar su juego.
Con confianza
Además, llegan con la confianza por las nubes tras unas últimas grandes semanas de competición que les han permitido ir recuperando la diferencia y valerse del enfrentamiento directo entre el La Concordia y el CET 10, un choque que condenará a uno de esos equipos siempre y cuando las de Ca N’Escandell hagan los deberes.
Por su parte, el Teidaya que perdió la categoría ya hace varia semanas se presenta en la isla con una racha de tres derrotas consecutivas. Las canarias son el equipo que más goles ha recibido este curso con 106.
Cabe recordar, que las tinerfeñas fueron el rival con el que se jugó el ascenso las pitiusas la temporada pasada. Eso sí, pese a la derrota. una vacante permitió que el San Pablo pudiese ascender de igual manera. Este curso, en el partido de ida, las ibicencas se mostraron superiores logrando la victoria por 0-2 gracias a los goles de Camila y Fede.
Recapitulando, el San Pablo se juega la vida esta tarde en es Pratet en un duelo en el que sólo sirve la victoria. Ganar es salvarse. Ganar es lograr una permanencia histórica en Segunda División.