Juan Blázquez (Ibiza, 1985), presidente de la delegación de Ibiza de judo y del Club Judo Sant Jordi, ve una «clara progresión» de su deporte en la isla. El equipo humano y el buen trabajo, claves en la mejora.
— ¿Cómo definiría el año?
Definiría el año como bastante bueno y en clara progresión. El deporte base crece como un árbol: necesita tiempo, raíces fuertes y constancia. Cuando trazo un plan siempre lo hago a medio y largo plazo, y la verdad es que la evolución de este 2025 ha sido incluso mayor de lo que esperábamos cuando empezamos a diseñarlo el año pasado.
—¿Con qué se queda de este 2025?
—Me quedo con varias cosas. Por un lado, con los resultados deportivos, pero sobre todo con el equipo humano que se está formando alrededor de la delegación de Ibiza. Se está profesionalizando el trabajo, creando procedimientos y una forma de funcionar común. Como en cualquier proyecto que busca mejorar y dar un salto de calidad, en el camino aparecen pequeños obstáculos y distintas formas de entender el trabajo, pero con ganas, constancia y un buen equipo técnico esos baches se superan y nos hacen crecer. A pesar de las discrepancias, el objetivo es claro: la unión de los clubes para mejorar el judo en toda la isla.
—¿Está evolucionando el judo en la isla?
—Sí, claramente. El judo en Ibiza está en progresión. Desde la delegación intento trasladar una idea muy clara: independientemente del club al que pertenezca cada yudoca, el objetivo es que toda la isla crezca en común, respetando las diferentes formas de trabajar, pero con una base de profesionalización. No considero el judo un deporte minoritario. Simplemente es un deporte que necesita un poco más de apoyo y cariño. Cuando eso llega, las cosas empiezan a salir.
—¿Cuál está siendo la clave de esta mejoría?
—La clave está en el equipo humano. Me considero una persona soñadora, pero también creo firmemente que no somos menos que nadie. Somos una isla pequeña y tenemos handicaps claros, como tener que desplazarnos para competir o buscar mejoras fuera, pero con trabajo, formación y profesionalización podemos llegar lejos. El equipo técnico que se está formando alrededor de la delegación está siendo fundamental para este crecimiento.
—Hay dos nombres propios este año: María García y Dina Hamri. ¿Qué futuro les augura?
—En el caso de Dina, actualmente integrada en el Centro de Tecnificación de las Islas Baleares, estamos trabajando de forma coordinada con el responsable del área de competición de la delegación de Ibiza y con los responsables de competición del Centro de Tecnificación. Por su puntuación, trayectoria y prestigio deportivo, es la yudoca que está en disposición de empezar a competir a nivel europeo, un paso muy importante dentro de su proceso de crecimiento. Tiene una muy buena evolución y es uno de los grandes talentos del judo ibicenco. Sobre María, destaco sobre todo sus ganas y su madurez. Es una yudoca con mucha cabeza, que ha asimilado la forma de trabajo desde categoría infantil. Eso hace que su progresión sea extraordinaria. Sabemos que el paso a categorías más exigentes será duro, pero afronta el proceso con ilusión y muchas opciones de seguir creciendo.
—¿Viene alguien más pisando fuerte en la cantera?
—Además de ellas, estamos siguiendo muy de cerca la evolución de Adriana Ferrer, que forma parte del área de competición y de los entrenamientos de seguimiento deportivo. Estuvo el año pasado en el Centro de Tecnificación y ahora se encuentra trabajando de forma muy seria. Es su último año como cadete y el próximo pasará a junior, un momento clave en su desarrollo. Por el trabajo que estamos viendo, creemos que tiene opciones reales de llegar a campeonatos nacionales. En general, la cantera está creciendo. Cada vez hay más licencias y más implicación en entrenamientos y competición. Lo importante es que el crecimiento sea progresivo, sin prisas ni presiones, y que cada yudoca evolucione a su ritmo, con constancia y esfuerzo.
—¿Qué diría que tiene este deporte para tener cada vez más licencias?
—No puedo ser del todo objetivo porque para mí el judo lo tiene todo. Es un deporte que transmite valores, constancia y disciplina, y que forma tanto física como mentalmente. Ayuda a formar buenas personas, y eso se refleja fuera del tatami. También es importante agradecer a la prensa y a las redes sociales, que ayudan a visibilizar el trabajo que se hace y a mostrar que el judo es un deporte serio y con profesionales detrás.
—¿Un deseo para 2026?
—Seguir mejorando en la misma línea. Que se sume cada vez más gente al proyecto y a la forma de trabajar. El plan funciona: trabajo, constancia y compromiso. Además, uno de los grandes retos para 2026 es poder disponer de más instalaciones. Actualmente contamos con pocos espacios y muchos están muy demandados por otros deportes, lo que dificulta tener un calendario de competiciones exigente en Ibiza. No es una crítica, sino una necesidad compartida. Desde el judo seguiremos trabajando para encontrar soluciones junto con las instituciones, porque disponer de más espacios para competir y entrenar será clave para seguir creciendo. Los resultados humanos ya están ahí, y estoy convencido de que los deportivos seguirán llegando.