El Sevilla dio un paso agigantado para alcanzar la final de la Copa del Rey tras vencer (2-0) en el Ramón Sánchez Pizjuán a un Getafe que tuvo sus opciones en la primera parte, pero que fue superado por los goles de Luis Fabiano y Mario en propia meta.
El partido tuvo un inicio prometedor del conjunto local, pero poco a poco el Getafe iba conteniendo las escasas acometidas del Sevilla. El discreto juego sevillista, que carecía del control en el centro del campo, motivó que Jiménez, optara en el minuto 36 por prescindir de Negredo y reforzar la medular con Romaric, un cambio muy protestado y abucheado por la grada.
Sin embargo, el inteligente movimiento táctico de Jiménez surtió el efecto deseado, ya que Luis Fabiano se convirtió en el referente ofensivo del Sevilla y de sus botas salieron las mejores ocasiones de los sevillistas. El premio llegó en el último segundo antes del descanso después de una buena internada de Adriano que recibió el balón de Navas y centró con sentido al área, donde Luis Fabiano remató picando el balón sobre la salida en falso de Ustari.
El gol dio tranquilidad al Sevilla, que salió en la segunda mitad mejor asentado que un aturdido Getafe y pudo incrementar su ventaja en tres ocasiones por parte de Romaric. El partido entró en una dinámica de espera en la que el Sevilla no terminaba de romper el encuentro y el Getafe parecía conformarse.
Cuando el partido decaía, resurgió la figura de Navas para sentenciar el partido. El sevillista, eléctrico en la carrera, profundizó por su banda derecha e hizo el pase de la muerte, aunque la fortuna quiso que el defensa Mario desviara el balón al fondo de su propia portería.