Los Angeles Lakers sufrieron una dolorosa derrota ante los Boston Celtics (94-103) en el segundo partido de las Finales de la NBA, que nivela la eliminatoria por el título, tras un encuentro en el que Pau Gasol (25 puntos), que estuvo a un gran nivel, no pudo contrarrestar la magistral actuación de Ray Allen (32 puntos, con 8 triples) y Rajon Rondo, autor de un triple doble.
Tras haber dado un golpe de autoridad en el duelo inaugural, el conjunto de Phil Jackson estuvo atenazado y en ningún momento exhibió su mejor versión. Tampoco los Celtics, pero éstos tuvieron en Allen, antológico en el tiro, y en Rondo, capaz de aportar en todas las facetas, dos factores decisivos que no tuvieron los angelinos.
El escolta firmó una legendaria serie de siete triples en la primera mitad (en la que ya igualó la mejor marca de la historia en unas Finales), anotando 27 puntos y siendo una auténtica pesadilla para los Lakers. El base, por su parte, logró un 'triple doble' (19 puntos, 12 rebotes y 10 asistencias), resultando especialmente crucial en los minutos finales, cuando se decidió el choque.
Poco pudo hacer Pau Gasol para evitar una derrota que parecía coger forma a medida que pasaban los minutos. El ala-pívot español, que volvió a superar completamente a Kevin Garnett, realizó un encuentro muy sólido, con 24 puntos, 8 rebotes y 6 tapones, pero apenas recibió balones en el último período y su equipo lo acabó pagando.
Y es que esta vez Kobe Bryant no ejerció de factor decisivo. El '24' de los de púrpura y oro se vio lastrado por problemas de faltas todo el duelo, viendo reducidos sus minutos en cancha, en los que tampoco pudo desplegar su mejor juego.
Pese a ir todo el partido a remolque, los Lakers consiguieron, más a base de impulsos que con argumentos de peso, llegar a los últimos minutos con el marcador nivelado, gracias a la constante aportación de Gasol y el sólido trabajo de Bynum bajo los aros.
Sin embargo, esta vez los Celtics, más eficientes en la 'pintura' que en el primer partido, sacaron a relucir su carácter de campeones y aseguraron una victoria que compromete el futuro de los Lakers en las Finales, ya que ahora la serie se traslada a Boston, donde los de Rivers dispondrán de tres partidos para conseguir su segundo título en tres años.
Será el martes cuando los Lakers deban demostrar, en territorio hostil, que siguen siendo capaces de sobreponerse a situaciones de máxima presión para recuperar el factor cancha y asestar de nuevo un golpe moral a unos Celtics que han vuelto a recuperar su fe en el título.