Filetes de carne de vacuno española y una mínima presencia de clembuterol en su orina, incapaz por sí misma de mejorar el rendimiento, fueron los argumentos principales que hoy esgrimió el ciclista Alberto Contador para proclamar su inocencia por un presunto caso de dopaje en el pasado Tour.
Contador, la UCI (Unión Ciclista Internacional) y el AMA (Agencia Mundial Antidopaje) hacía 37 días que guardaban con celo monacal la peor de las noticias para el último campeón del Tour. El prolongado y tormentoso silencio salió hoy a la luz a borbotones en su propia ciudad, en Pinto, a las afueras de Madrid.
Allí, Contador convocó a los medios informativos para explicar de primera mano lo que una cadena de televisión alemana estaba a punto de difundir, tras una filtración inesperada.
Durante 40 minutos, el corredor trató con profusión todas las preguntas, lloró al recordar los momentos vividos, se estremeció por creerse «víctima de un sistema» y agradeció la difusión de su verdad.
«Estoy triste y decepcionado, pero con la cabeza bien alta. Durante este casi mes y medio no se lo he contado ni a mi familia, para que no sufrieran», reconoció.
Las alarmas para Contador se encendieron el pasado 24 de agosto, cuando la UCI comunicó al ciclista su positivo en un control efectuado el día 21 de julio en el Tour. La sustancia encontrada fue clembuterol, un fármaco usado en seres humanos y también en animales, en concreto en la cabaña vacuna y porcina.
El silencio oficial y el del propio Contador tras 37 días quedó roto por una filtración el miércoles del presunto positivo a una cadena de televisión alemana. Ante una difusión incontrolada de la noticia, el ciclista improvisó a mediodía una conferencia de prensa, para ofrecer su versión de los hechos.
Contador acudió puntual a una convocatoria sin precedentes, la más concurrida de los últimos años -hasta 40 cámaras de televisión rodeaban la figura triste pero decidida del ciclista-.
«Es importante que el mensaje sea claro y se difunda, no sólo para mí, sino también para el mundo del deporte y del ciclismo. Esto es más un problema social», advirtió Contador, serio, algo más delgado y con voz entrecortada.
Contador relató seguidamente los hechos previos al fatídico día 24 de agosto, fecha en que la UCI le comunica su caso de positivo, y su posterior y tormentoso devenir diario. Desde entonces, el ciclista madrileño confiesa que ni siquiera puede dormir.
«El problema parte de una muestra de orina que se hace el día 21 (julio) por la tarde, en la que aparecía una millonésima parte de clembuterol (0,5 nanogramos por mililitro)», relató Contador, quien dijo que la cantidad hallada en su orina «es tan pequeña que es imposible de ser suministrada».
El día 26 de agosto, ya como nuevo corredor del Saxo Bank (firmó contrato el día 3 de ese mes), Contador se reunió con el grupo médico de la UCI (Lausana) y allí explicó su versión de los hechos.
«Allí hablamos largo y tendido de cómo había sucedido todo. La propia UCI, delante de mí, afirmó que era una caso de contaminación alimenticia. Desde entonces, hemos estado en permanente conversación todo el tiempo, para llevar esto de la forma más correcta posible», dijo.
Según la versión del ciclista, el día 20 de julio José Luis López Cerrón (organizador de la Vuelta Castilla León), que se dirigía al Tour, le preguntó al cocinero del equipo si necesitaba alguna cosa. Este le contestó que quizá «una buena carne».
Cerrón -prosiguió el ciclista madrileño- compró carne de vacuno en un comercio en España (Irún), aunque el propio Contador no quiso desvelar su procedencia.
«La tarde del día 20, un día antes del segundo día de descanso, esa carne se cocinó. Hubo cuatro corredores que cenaron en el hotel antes que yo (Vinokourov, Grivko, Iglinskiy y Jesús Hernández). Luego bajamos De la Fuente, Tiralongo, Noval, Navarro y yo. La carne llegó tarde porque se tuvo que cocinar en el autobús del equipo. Ese día no permitieron que los cocineros entrasen en las cocinas del hotel», relató.
«Recuerdo que Vinoukourov se quejó, porque tuvo que comer una carne pésima, y protestó porque nuestra carne había llegado más tarde, que era una carne realmente buena», explicó Contador.
Un día después, el segundo de descanso en el Tour, el ciclista se entrenó por la mañana y admitió que, después, volvió a comer esa carne «porque era muy buena y por las molestias que había tomado la persona que la compró, para que no se desperdiciara».
«En la mañana de ese mismo día pasé control sanguíneo y por la tarde, tres horas después de haber consumido esa carne, volví a pasar control, pero de orina. Ese día es cuando se detectó esa millonésima parte en mi orina», señaló Contador.
Tras analizar la muestra en un laboratorio de Colonia (Alemania) la UCI comunicó al ciclista español, el 24 de agosto, la presencia de clembuterol.
«A mi pregunta sobre qué otros controles de orina se hicieron ese día de descanso a alguno de mis compañeros, me contestaron que sólo a Vinoukourov», dijo Contador, justamente uno de los cuatro ciclistas que tomaron el menú del hotel.
«Es un caso claro de contaminación alimenticia y yo soy la víctima. La UCI lo entendió perfectamente. Por ello, el tema se ha tratado de una forma diferente. La UCI está en contacto con el AMA para ver de una forma científica no cometer un error», explicó.
Para Contador, su caso «es incomparable con cualquier otro», puesto que, a su juicio y por ser el líder de la prueba, se sometió diariamente a pruebas antidopaje. «Ese es mi argumento legal», indicó.
En los días posteriores, la presencia de clembuterol disminuyó progresivamente hasta desaparecer, manifestó Contador, «lo que indica que el sistema es muy cuestionable». «Parece como un experimento para modificar unas normas», puntualizó.
«Tuve suerte de que todas las muestras, anteriores y posteriores, se analizaron en el mismo laboratorio de Colonia. Creo que se va a solucionar. Con la verdad por delante se puede hablar alto y claro. Se trata de un error y se hará justicia», señaló.
Contador se encuentra apartado cautelarmente de su profesión por la UCI, comunicado que se le remitió el pasado 26 de agosto. El futuro de Contador depende ahora de la decisión que adopte ese organismo.
«Confío plenamente en la UCI y la AMA, pero no es fácil para ellos dar una solución, porque sería poner unas normas en entredicho», admitió Contador.
Contador fue contundente con respecto a una posible sanción. «No puedo tolerar que me sancionen. No voy a permitir que una cosa como esta eche por tierra todo. Tengo mi vida más que solucionada, no necesito dar más pedales, pero esto no lo puedo permitir», dijo.
Contador quiso adelantar al 8 de septiembre la prueba del contraanálisis y también, para demostrar su inocencia, encargó al prestigioso doctor holandés Douwe de Boer, un reputado biólogo, un informe para justificar la presencia mínima de clembuterol en su orina.
El ciclista tres veces ganador del Tour ha hecho todo lo que está en su mano para proclamar su inocencia. La UCI deberá decidir en lo que es ya la peor etapa de su vida profesional.