La Mesa del Parlament liquidó este miércoles, después de casi cuatro meses de intentos fallidos y aplazamientos, el sistema retributivo de los diputados que, desde 1999, permitía compatibilizar ingresos públicos y privados mediante una fórmula llamada ‘dedicación plena' y que posibilitaba cobrar altos sueldos de la Cámara sin tener que renunciar a ingresos de fuera.
El nuevo sistema retributivo, que obligará a sus señorías a elegir entre sueldos sujetos a incompatibilidades y ‘dietas globalizadas' entrará en vigor el 1 de enero. Los dos representantes del PP en la Mesa votaron en contra. Según los ‘populares' no es que se opongan a la supresión de la llamada dedicación plena, pero sí quería que se tuvieran en cuenta otras cuestiones, como la residencia y el papel de los autónomos. El PI también se oponía pero, al igual que Ciudadanos, no está representado en la Mesa.
Tanto Jaume Font (PI) como Miquel Jerez (PP) entienden que este sistema «sólo beneficia a los funcionarios que se dedican a la política» ya que se pueden acoger a la dieta globalizada mínima, de 22.309 euros al año sin renunciar a sus sueldos. La dieta globalizada puede llegar hasta 36.000 euros año si se ocupa una portavocía de grupo o comisión.