Salvador Trinxet, abogado que presuntamente ayudó a urdir una red de evasión fiscal internacional de los ingresos obtenidos de forma irregular por el Instituto Nóos, ha señalado que el exsecretario del Instituto Nóos Miguel Tejeiro se puso en contacto con él en 2006 para comentarle que un cliente suyo, en referencia a Diego Torres, estaba interesado en la compra de tres sociedades, una en Belice y dos en Reino Unido, para desarrollar actividades académicas de consultoría y deportivas a nivel internacional.
Así lo ha manifestado a preguntas de su abogado, Jaime Campaner, a raíz de la documentación intervenida en los registros practicados en esta causa sobre una supuesta red internacional dirigida a desviar los fondos percibidos y en la que jugaba un papel fundamental la sociedad De Goes Center for Stakeholder Management así como el propio Trinxet. Sobre este punto, la Fiscalía postula que se transfirieron fondos 'invisibles' o de destino desconocido a Inglaterra por valor de 420.000 euros.
Trinxet ha recordado que Tejeiro le dijo que Torres era su cuñado y que eso era «garantía de que el tema era serio». Asimismo, ha apuntado que al exsocio de Iñaki Urdangarin le conoció en 2002. El acusado ha precisado asimismo que cobró 12.000 euros del Bufete Medina Tejeiro por esta gestión, que incluía la búsqueda de las sociedades y su mantenimiento durante dos años.
El acusado ha asegurado en esta línea que desconocía entonces que el Urdangarin y Torres fueran socios al frente del Instituto Nóos y que éste estuviese recibiendo fondos de las Administraciones públicas.
La declaración contrasta con la que, también como acusado, efectuó el excontable del Instituto Nóos, Marco Antonio Tejeiro, quien señaló que Torres urdió esta estructura en el extranjero con el objetivo de desviar los fondos obtenidos de las instituciones públicas y ocultar así a sus verdaderos beneficiarios, además de lograr tributar menos que en España. De hecho, explicó que Torres abrió varias cuentas corrientes personales en el extranjero a las que se transfirió el dinero desde las cuentas del entramado Nóos.
Una vez abiertas, se habrían traspasado a las mismas hasta un total de 420.000 euros desde el Instituto Nóos y 50.000 desde De Goes. Tejeiro señaló que De Goes emitió facturas contra Nóos que le entregó su cuñado, para después remitirlas Tejeiro a Trinxet.
Se da la circunstancia de que, durante la instrucción de la causa, Trinxet reclamó el archivo de su imputación -posteriormente desestimado por el juez José Castro- alegando que fue un «simple transmisor» sin capacidad decisiva alguna ni intervención.
Su letrado señalaba que es un hecho incuestionable que su defendido recibió el encargo profesional de Miguel Tejeiro para intermediar en la compraventa de sociedades, «ninguna radicada en un paraíso fiscal», para Torres: De Goes y Blossom Hill, matriz de la primera, si bien aseveraba que parte de ese encargo pasaba por que Trinxet reenviase, a través de los servicios prestados por su despacho, las comunicaciones de las personas que trabajaban para Torres y los contables de De Goes.
No obstante, afirmaba que él era un «simple transmisor» y que la mayor parte de esos servicios eran prestados de forma automática por personal administrativo de su empresa, Braxton. Es más, la defensa aseguraba en su escrito que ni Trinxet ni miembros de su despacho llevaban la contabilidad ni los impuestos de De Goes Londres, mientras que tampoco en la entrada y registro practicada en la sede de Braxton se encontró contabilidad de esas sociedades, toda vez que «se carecían de conocimientos para desarrollarla».