Desde hace poco se las denomina smart drugs. Son una serie de productos que pueden llevar extractos de plantas o aminoácidos y que producen efectos estimulantes o alucinógenos similares a las drogas convencionales. No son productos aptos para el consumo humano pero al ser más baratos y accesibles, casi parece lo de menos.
Esprais análogos al cannabis, desinfectantes de piscina o incluso el abono para plantas como es la mefedrona, son algunas de las nuevas sustancias tóxicas detectadas en los últimos años en Baleares. «En España hay pocos laboratorios capacitados para identificar estas nuevas drogas, hace unos años que podemos hacerlo en Son Espases desde donde recibimos muestras de todos los hospitales de Baleares», explica Jordi Puiguriguer, coordinador de la unidad de toxicología clínica de urgencias del hospital de referencia.
«Las nuevas drogas que se venden como productos de herbolario, incienso, abonos, especias... no están sometidas a fiscalización y la gente lo consume», concluye el director médico del 061, Txema Álvarez, quien dice que están «especialmente concienciados con ello y pendientes de las modas para anticiparnos».
Drogas de diseño
La droga caníbal o la flaca, conocida como sales de baño, son las recién llegadas entre las drogas de diseño. Se trata de sustancias «más peligrosas que las tradicionales», ya que «provocan agitación y trastornos de conducta agresivos que son difíciles de contener». La sensación de placer de estas sustancias es inmediata pero en poco tiempo cae el fenómeno de recompensa que lleva a consumir otra vez, explican. El problema es que «con el consumo continuo no se llega a metabolizar la droga».
En Son Espases han llegado a detectar a gente con seis o siete sustancias tóxicas en sus muestras biológicas. «Los órganos del cuerpo se colapsan y hay una alta mortalidad», alerta Puiguriguer.