«Habría que confinar a la población unas dos o tres semanas para permitir un respiro del sistema sanitario y disminuir la transmisión y difusión del coronavirus». Son palabras del virólogo del Hospital Son Espases, Jordi Reina, cuya opinión no dista de la de gran parte del colectivo médico, sobre todo, el que trabaja en primera línea.
«Es necesario un confinamiento domiciliario restrictivo, breve, de unas dos semanas, por el riesgo de colapso del sistema sanitario», añade el presidente del Sindicato Médico de Balears, Miguel Lázaro, que advierte que sólo ayer había unos cien médicos en vigilancia activa por COVID-19 y sin poder trabajar. «La consellera debería trasladar la petición al Consejo Interterritorial de Sanidad», instaba el representante sindical de los facultativos.
La idea coincide también con la petición del portavoz del comité autonómico de enfermedades infecciosas, Javier Arranz, que asevera que como «la pandemia está en manos de las comunidades», lo lógico es que éstas tengan «todas las herramientas disponibles a su alcance». El experto aclara que no se trata de aplicar las medidas «mañana mismo», sino de tener la posibilidad de plantear limitaciones como ésta o la reducción del toque de queda a las 20 horas, de forma «fácil y simple», si es necesario.
Y es que en los últimos días son varios los presidentes de comunidades que, además de ampliar el toque de queda, piden al Ministerio modificar el estado de alarma para poder decretar confinamientos domiciliarios estrictos ya sea en todo el territorio autonómico o sólo en parte. Está previsto que la decisión se debata esta tarde en el seno del Consejo Interterritorial de Sanidad, aún así, si se acordara modificar el decreto, sería necesaria no sólo de la aprobación del Consejo de Ministros, posteriormente tendría que validarlo el Congreso de los Diputados.
«Como presidente del Col·legi de Metges ya hice unas declaraciones el 23 de diciembre pidiendo un confinamiento en vista de la evolución del puente de la Constitución y el Black Friday, pero no fue bien recibido», explica José Manuel Valverde. «Después han ido surgiendo más voces en otras comunidades... No hablamos de seis meses sino quince días puntuales para que pare la enorme presión de los hospitales», coincide con los demás facultativos consultados.
En las últimas semanas «se han tenido que crear camas de UCI nuevas, con profesionales reciclados, la presión es enorme y el número de muertes elevado», señala el doctor Valverde, que advierte de que la imagen de los hospitales es solo la punta del iceberg.
«El martes, yo que soy de riesgo, vi a 50 pacientes de otras patologías cuando lo normal son 30, mis compañeros además añaden un tramo de respiratorios y cada vez hay más contactos, y hay que hacer PCR, más rastreo…», describe. Si bien la situación epidemiológica de Mallorca con una incidencia de 557 casos por 100.000 habitantes a 14 días mejora y ya va claramente a la baja, las cifras siguen siendo altas y se ven contrarrestadas por la evolución de la pandemia en el resto del Archipiélago, además no les acompaña una mejora del panorama hospitalario. «Cuanto más se tarde en tomar medidas... Es como el taxímetro, los muertos siguen contando», concluye Valverde. Sólo ayer se notificaron 10 nuevos decesos, 446 ingresos en planta y 124 pacientes en una unidad de pacientes críticos.
El jefe de la UCI de Son Espases, el doctor Julio Velasco, fue tajante en una entrevista el pasado domingo para Cadena Ser Mallorca: «Definitivamente deberíamos estar confinados, quizás no un mes o mes y medio sino ir de quince días en quince días, estamos viviendo todavía lo que ha pasado en las fiestas navideñas», explicó.
El doctor Velasco admitió que la situación en el hospital todavía es ascendente porque ingresan dos o tres personas a diario y lo describe como una «calma tensa», aunque «tenemos la esperanza de que en febrero las cosas mejoren, pero son suposiciones».