El prestigioso escultor valenciano Paco Badía Plasencia falleció la pasada semana a los 93 años de edad en Santa Eulària, localidad en la que residía desde hace más de treinta años. Badía, quien vivía a caballo entre Eivissa y París, estaba considerado en la capital francesa como el mejor escultor del mundo en bronce de formato pequeño.
Los restos mortales de Badía fueron enterrados, por expreso deseo del artista, en Santa Eulària el pasado sábado. Este escultor fijó su residencia en la isla al regresar del exilio y en ella ha creado la mayor parte de su vasta obra escultórica. Precisamente, la muerte le sorprendió cuando se estaba preparando una gran exposición antológica de su obra, organizada por la Fundación Capa, y que iba a ser expuesta en Palma, Alicante y en el Instituto Valenciano de Arte Moderno.
Paco Badía nació en 1907 en la localidad de Foyos y continuó con su actividad artística hasta pocas semanas antes de su fallecimiento, a pesar de haber sufrido un infarto hace varios años. De todos modos, su estado fue deteriorándose desde el fallecimiento de su hija, ocurrido el verano pasado.
El escultor llegó a Eivissa en 1967 para realizar un viaje de descanso y escogió la localidad de Santa Eulària para residir. Se compró una casa alejada del pueblo y empezó a vivir entre la tranquilidad de la isla y el ajetreo de París. Badía empezó a pasar medio año en Eivissa y medio año en Francia, aunque en los últimos años se ausentaba de la isla en pocas ocasiones.
Perteneció al grupo de artistas vanguardistas capitaneado por Josep Renau. El colectivo fue contestatario en los métodos y los procedimientos; criticaron la enseñanza del arte en las Escuelas de Bellas Artes y reclamaron la redefinición del papel del artista en la nueva sociedad, defendiendo un arte popular, al servicio del pueblo.
Durante la Guerra Civil estuvo del lado de la República y se constituyó en la mano derecha de Renau cuando éste último fue nombrado director general de Bellas Artes. Terminada la guerra fue encarcelado y puesto en libertad en 1947. Se exilió a Francia, rehizo su vida y se centró artísticamente en las nuevas corrientes surrealistas y expresionistas convirtiendo al hombre y el drama de la existencia humana en el centro de su obra como artista.