En el fondo del libro «Ibiza, una pasión» subyace el deseo de un fotógrafo enamorado de la isla por realizar una memoria de esos rincones que lentamente van desapareciendo de su superficie. Tal y como lo expresa su autor, el volumen, editado por Libro Azul, «es casi como un réquiem». Esta publicación fue presentada ayer en la sala que el Museu d'Art Contemporani d'Eivissa (MACE) y la Fundació Isidor Macabich comparten en la antigua iglesia de l'Hospitalet, en Dalt Vila, y en la que se exhibe, además, una selección de las fotografías de Bialas.
El fotógrafo, de ascendencia alemana, llegó a Eivissa por primera vez en 1975 empujado por su buen amigo Eduard Micus. Desde entonces su amor por la isla ha ido creciendo paulatinamente. «Me gusta Eivissa, su arquitectura, la simplicidad que se respira en la isla en todos sus aspectos. Estoy loco por ella y es lo que he querido reflejar en el libro», asegura Bialas.
El cuarto de siglo que este fotógrafo lleva conociendo Eivissa se refleja en el volumen, del que se considera «muy satisfecho», aunque las imágenes que contiene pertenecen a los últimos cuatro años. La historia de «Ibiza, una pasión» cruza el Atlántico. Bialas recuerda que el germen de la obra fue una propuesta de la editorial Rizzoli de Nueva York, pero sus responsables estimaron que la estética del libro no se ajustaba a los gustos norteamericanos. «Trabajo como fotógrafo de moda y es un mundo en el que todos te dicen lo que quieren y cómo lo quieren. Esta era mi obra y no estaba dispuesto a cambiarla», reconoce Bialas, quien se puso en contacto con Janette Bleeker, responsable de Libro Azul, con la que finalizó definitivamente el proyecto que ayer se presentó en l'Hospitalet y cuya calidad es «muy alta», en opinión de su autor.