Dalt Vila no para de dar sorpresas. Si el sábado aparecía en el Castillo una antigua capilla en un molino de pólvora, ayer se dio a conocer el descubrimiento de una galería contramina que discurre a lo largo de toda la fachada de la Muralla situada bajo el baluarte de Sant Joan. Con una extensión aún por concretar (se estima de unos cien metros), el último uso que tuvo este largo pasadizo situado tras la base de la Muralla, en la zona que da a la calle Aníbal, fue de refugio secreto durante la Guerra Civil. «Nos hemos enterado por un vecino, que al ver a los arqueólogos les dijo que en la guerra se había utilizado la galería como refugio antiaéreo, explicó ayer la concejala de Cultura, Lurdes Costa.
Su construcción podría ser del siglo XVI. «Se hará el estudio conveniente, luego lo taparemos hasta que el día 13 venga Fernando Cobos, el arqueólogo responsable del Plan Director de la Muralla, y decida lo que es más conveniente hacer», apuntó Costa. «Parece que debe haber un lugar de acceso a la galería desde dentro, así que hay que averiguar si hay una o más escaleras que conduzcan a la galería, así como las chimeneas para la ventilación. De todas formas, de momento es peligroso entrar porque no está rematada y hay desprendimientos de piedras».
Lo que sí parece seguro es que no hay más galerías contraminas en las Murallas. «Este sería el único baluarte con contraminas, porque todo los otros están asentados sobre la roca y no se podrían atacar con minas», apuntó la concejala de Cultura. «Ante la sospecha de Cobos al haber detectado oquedades tapadas en varios puntos de la base de la Muralla, y aunque el Plan Director no esté todavía aprobado, se solicitó a la Comisión de Patrimonio comenzar la investigación y los estudios correspondientes, que por el momento están dando muy buenos resultados».
En los estudios previos específicos de dicho Plan Director, ya se recomendaba en uno de sus apartados la «Exploración de Oquedades» del baluarte de Sant Joan, «apuntándose una posible galería contramina en el único baluarte que podría ser minado fácilmente». Por su parte, Francisco Romeo, el arqueólogo que dirige el equipo que ha descubierto la galería explicó ayer que «las contraminas es un sistema defensivo que se remonta hasta el siglo IV adC, perpetuándose en todos los sistemas defensivos con murallas hasta hace poco tiempo». «Son unos sistemas de galerías que corren a pie de terreno por el interior de la muralla. Su función básica era evitar en los puntos más vulnerables, y susceptibles por tanto de ser atacados con maquina, los golpes del enemigo». La estrechez de estas galerías y su ubicación estratégica en aquellas zonas donde podría haber más riesgo de ataque, posibilitaba la salida rápida de los defensores de la ciudadela para hostigar a los que asediaban las murallas, evitando al mismo tiempo que el enemigo pudiera minar la parte baja de la muralla. «Básicamente es un sistema de salida rápida de los defensores para el ataque por sorpresa y una forma de regreso rápido a la fortaleza», concluyó Romeo.