El escritor catalán José María Gironella, que en su dilatada trayectoria literaria ganó los premios Nadal y Planeta, ha fallecido falleció ayer en Arenys de Mar (Barcelona) a los 85 años, víctima de una embolia. «Pasada la medianoche se ha encontrado mal de repente y ha dejado de respirar, ha muerto en mis brazos», explicó su viuda, Magdalena Castañer. El autor será enterrado hoy en el cementerio de Arenys de Munt, donde la familia vivía antes y posee un nicho familiar.
Gironella deja un legado literario que causó un gran impacto en las letras españolas de la posguerra, dominado por dos de sus experiencias vitales más profundas: su pasado como combatiente franquista y su pasión por viajar. Había nacido en Darnius 1917, ingresó en 1928 en el seminario, que abandonaría tres años después. En 1953, escribió la primera parte de una trilogía con un enfoque que revisaba en parte la historia oficial de la Guerra Civil, «Los cipreses creen en Dios», y que constituyó un verdadero impacto en la literatura española de posguerra, de la que se han vendido hasta ahora más de seis millones de ejemplares.
A esta obra, siguieron en 1961 «Un millón de muertos», cuando ya «Los cipreses» iba por la 60 edición, y en 1966 «Ha estallado la paz». Cinco años después obtuvo el premio Planeta con «Condenados a vivir», que fue considerado por muchos como una prolongación de la trilogía. En estos años, Gironella fue distinguido con el Premio Nacional de Literatura y el Thomas Moore de Chicago. En las últimas décadas, el éxito de nuevas generaciones de escritores españoles pusieron sordina a su creación literaria en la que destacaron ensayos de un tono marcadamente ideológico o religioso. Su último reconocimiento literario le llegó en 1997 cuando el jurado decidió concederle un accésit del II Premio Fernando Lara por su novela «Se hace camino al andar».