El escritor leonés Andrés Trapiello (Manzaneda de Torío, 1953) y el catalán Héctor Bofill (Badalona, 1973), ganadores del Premio Nadal y Josep Pla 2003, respectivamente, coincidieron ayer en lanzar sendos mensajes de pesimismo en torno al futuro del mundo y la situación internacional actual, un día después de recoger los galardones en Barcelona. Las dos novelas premiadas ahondan en visiones del mundo que no escapan de la influencia de la coyuntura histórica contemporánea dominada por los conflictos.
Trapiello, que ha ganado por su novela «Los amigos del crimen perfecto», aborda en su obra, según explicó ayer, el «deseo de venganza», mediante la historia de un grupo de personas, «de vidas descacharradas, infelices y desdichadas», a quienes une la «quimérica idea del crimen perfecto». Su objetivo en este libro, que homenajea a la vez que parodia el género policíaco, «más que hablar del crimen» ha sido reflejar lo que «hay en su entorno».
Bofill, por su parte, premiado por «L' últim evangeli, aprovecha su novela para profundizar en la «descomposición del mundo occidental», ambientada en la actualidad y con un salto futurista ubicado dentro de 500 años. El libro se divide en dos tramas, una en la que los personajes perciben la transformación y, en una segunda, en la que los protagonistas luchan contra el totalitarismo y el nihilismo. Ambos autores se unieron para alertar sobre un futuro «que no es ni blanco ni en technicolor», en palabras de Trapiello, quien aprovechó la ocasión para difundir un mensaje de pesimismo ante un contexto internacional, centrado en la posible guerra que se anuncia en Irak, que el autor juzgó de «surrealista», por las connotaciones «absurdas y farisaicas que tiene».