El Museo Británico cumplió ayer 250 años, en los que ha acumulado una imponente colección arqueológica que lo ha consolidado como una de las mejores galerías del mundo y, a la vez, nunca lo ha alejado de la polémica. Los cerca de seis millones de objetos que alberga son, para unos, la mejor forma de enseñar «el mundo al mundo», pues contienen algunas de las más relevantes muestras de antiguos imperios como Mesopotamia o Egipto. Pero para otros significan un recuerdo del saqueo de obras de arte durante las expediciones al extranjero en tiempos del Imperio británico.
Hace ayer 250 años, el Parlamento británico decidía crear el primer museo público del mundo a partir de la colección de 80.000 objetos de un médico y naturalista, Hans Sloane.