El crítico Javier Villán, de El Cultural, resumía así la historia de «Pequeños crímenes conyugales»: «Dos seres, hermosos e inteligentes: un sueño recíproco. Y también, en el fondo, un mutuo resentimiento. En torno a un misterioso accidente que origina la amnesia delmarido se construye la acción vivaz y creciente. A partir del regreso a casa, un juego de seducciones, recuerdos fragmentados, insinuaciones y sospechas. Y un temor a descubrir quiénes son y quiénes eran antes del hospital». Esto es de lo que ayer pudieron disfrutar los aficionados al teatro que tuvieron la oportunidad de acudir a alguna de las dos sesiones que dos grandes nombres del mundo del cine y el teatro de nuestro país, Amparo Larrañaga y Jorge Sanz, ofrecieron en Can Ventosa. Dirigidos por Tamzin Townsend, dos de las figuras más conocidas del mundo del celuloide y la escena dieron vida a un intenso relato en torno a las relaciones humanas y más concretamente a las de pareja. Fue uno de los grandes éxitos teatrales en Francia, obra del autor Eric-Emmanuel Schimitt, un texto donde se pasa de lo dramático a lo poético y del amor al enfrentamiento, como en la vida. La comunicación humana pasa de ser elemento de comunión a arma arrojadiza. Y los protagonistas, fruto de su experiencia, estuvieron inmaculados.
R. U.