JULIO HERRANZ
La Sala de Cultura de «Sa Nostra» en Formentera (Sant Francesc) acogerá a partir de las 20,00 horas de hoy la inauguración de la exposición «Blau i cendra», de Pere Joan, que estará abierta al público hasta el día 28. Para la ocasión, el reconocido artista mallorquín de cómics ha seleccionado 40 obras la mayoría de ellas originales, realizadas con pintura al temple y lápiz entre los años 1992 y 2006.
Sobre el papel que Pere Joan representa en la cultura del cómic, valgan estas palabras de Jesús Cuadrado de su libro «Atlas español de la cultura popular. De la historieta y su uso (1873-2000)», Ediciones Sins Entido: «Integrante de la generación rompedora de los años 80, autor indivisible e irreductible, dotado de una imposible y reflexiva impronta, avasallante en sus ritmos quebradizos, en su sabia manear de dejar deslizarse el tiempo, en su visión de la luz undosa».
Y en palabras del propio artista: «Yo reclamo la posibilidad de ver las cosas como si leyéramos en el interior de una pecera, en un mundo blando donde todo se mueve y todo está contaminado de otros» (en la introducción del libro «El hombre que se comió a si mismo», Inrevés Edicions (Palma, 2001). «El dibujo es la caligrafía de nuestra percepción. El dibujo deforma, es una cualidad propia. Y esto sucede sin necesidad de ningún trámite; ya que no debe ser fiel, no necesita apretar la tecla de deformación, sale así, solo, vagabundea, exagera y expresa el mundo y su forma como en un psicoanálisis exhibicionista. Se dirige tanto a uno mismo como a cualquiera que sepa y quiera mirar» (de «Tingram», Inrevés Edicions, Palma, 2001).
En cuanto a «Blau i cendra», el trabajo que presenta en Formentera, Pere Joan ha explicado: «He contado un a idea como si fuera un documental con diferentes texturas, con diferentes fuentes de la información, tanto lo que pasa en la vida contable exterior de la gente como lo que pasa dentro de las cabezas. En este trabajo lo más reflexivo es el tema y lo más inconsciente podría ser el uso del azul, la ola final y los iconitos que salen en la doble página de los corazones gigantes. Aunque si miras detenidamente estos elementos, columnitas, huesos, especie de croquetas, e intentas enunciarlos verás que se corresponden a actitudes de gente que ha conseguido hacerse la puñeta a sí misma: el corazón herido que se mira al espejo, el pedazo de hielo que se quema y se funde, el demonio que se ve como ángel, alguien que corre teniendo alas de ángel en la cara que no le dejan ver...».