La Seu no fue sólo una obra mallorquina, sino que también tuvo mucho que ver el pueblo de Eivissa y Menorca». Ésta es una de las grandes conclusiones a las que ha llegado el historiador y profesor de la UIB, Jaume Sastre Moll, tras el estudio documental que ha realizado durante diez años para la publicación del libro La Seu de Mallorca (1390-1430). La prelatura del bisbe Lluís de Prades i d'Arenós, presentado ayer en La Misericòrida.
Este volumen, que forma parte de la colección Miscel.lània que edita el departamento de Cultura del Consell de Mallorca y del que se han publicado 1.000 ejemplares, recoge 40 años de historia social, económica, política y arquitectónica de nuestra Isla, además de material documental y de investigación.
«La obra comienza en 1390 porque es cuando empieza la documentación seriada y abarca hasta 1940, todo el mandato del obispo Lluís de Prades, un hombre extraordinario que tuvo mala prensa por estar demasiado pendiente de los actos políticos, pero que siempre intentó buscar dinero para la Seu». El estudio, que recoge uno de los momentos más esplendorosos de la arquitectura mallorquina, revela la participación del pueblo balear en la construcción de la Catedral. «Hay que destacar que quien la financió realmente fue el pueblo de Balears mediante los recaudadores, que iban por los pueblos recogiendo dinero», puntualizó Sastre. Ana Largo